—Es la soledad la palabra que más vais a escuchar.
Ayer tarde nos reunimos con Marisa cuatro escritores que hemos aceptado el reto de narrar la vida de cuatro octogenarios sevillanos que viven con muchos apuros su soledad.
Marisa dirige una ONG, Solidarios, que ocupa su tiempo, y su esfuerzo, en labores sociales. Con personas sin hogar, con reclusos, con gente desvalida, con gente mayor y sola.
Quería publicar este libro y me llamó.
—Salva, he pensado que no hay nadie mejor que tú para narrar la vida de Antonio Millán.
En unos días iré a visitarlo por primera vez a su casa. Dejaré que hable, que me cuente, sin prisas, que se emocione, que suelte todo aquello que le oprime el corazón, que se ría hablándome de esos años en que se comía el mundo por las calles de Sevilla.
Me dice Marisa que su historia es apasionante, una persona avanzada para su época.
Yo trataré de poner lo mejor de mí para sacar lo mejor de él.
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