No sé si tiene un punto estúpido, pero me gusta sentirme guapo en casa, ponerme una mesa bonita para comer, vestirme de calle y abrir ventanas, aunque ande recluido conmigo mismo.
Más que terapia barata acerca de amarse a uno mismo, tiene mucho de subconsciente.
Yo, sin saberlo, quiero ser así.
Tal vez si ahondara en mis razones, para cuidar mi aspecto y mis rutinas cuando no comparto mi espacio con nadie, me toparía con respuestas que no quiero encontrar. De ésas que hablan de inseguridades, miedos o narcisismos.
Yo sólo sé que me levanto, me ducho, me visto y me echo colonia para mí.
Que luego me cruzo con mis reflejos en los cristales y me gusta guiñarme el ojo.
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