viernes, junio 30, 2023
Sabio
Liverpool
miércoles, junio 28, 2023
Reñir
No me gusta que me riñan. Nada. Nunca. Desde pequeñito. Así que cuando lo hacían, ya me esmeraba yo en que no volviera a ocurrir.
Ese nivel de autoexigencia, con el que nací y que he alimentado con los años, es una de las claves para que la vida me haya tratado bien. Estoy convencido.
Está claro que es más estresante manejarse en ese escenario que implica no fallar, tanto como cierto es que los proyectos no se materializan si no se trabajan.
No sé hasta qué punto esa manera de actuar venía grabada en el espermatozoide o el óvulo que se convirtieron en mí, pero sé que yo he alimentado esa forma de entender mi mundo.
La dignidad es, para mí, una palabra sagrada. El amor propio.
Cuando mi madre, un profesor, un jefe o un entrenador de remo me cantaban los cuarenta por haber hecho las cosas como no debía yo me encerraba en mi habitación, refunfuñando para dentro, para establecer un plan que garantizaría que no volvería a ocurrir.
Sí. Soy apretado.
martes, junio 27, 2023
Panchito
Me da pereza ser la voz de la conciencia de todo aquel que dice barbaridades.
No siempre tengo la confianza suficiente para poner la cara colorada a alguien que apenas conozco, lo que ocurre es que al no hacerlo se me hace bola el mal rollo en el estómago.
—Me trajo la comida a casa un panchito —decía el otro día un chaval al que aprecio.
¿Un panchito? A las alturas del siglo XXI en que vivimos, nombrar así a un sudamericano por tener rasgos indígenas es lo más paleto, rancio y estúpido que se puede escuchar.
Es degradante, supremacista, descorazonador.
Pero es que se escucha. Mucho. Los moritos, los negratas, los machu-pichu.
Trato de buscar la fórmula para levantar la mano y protestar ante estos comentarios, sin alterarme demasiado, con tono didáctico, con la idea de 'evangelizar' la mínima educación que se le supone a un ser humano.
El caso es que no me sale. Cuando protesto, me altero. Me indigno. Mucho.
lunes, junio 26, 2023
Isa
Eran cuatro amigos inseparables, una pequeña pandilla formada por dos matrimonios.
Pedro e Isa más conservadores, mis padres más liberales, en épocas en las que la religión o la política no desunían como ahora, nos veíamos las dos familias todos los domingos desde que yo tengo recuerdo.
Fueron teniendo los hijos de forma acompasada. Así, cada una de sus cuatro hijas tenía su equivalente en edad en alguno de nosotros cuatro. Ellas, las niñas, tenían una denominación que las abarcaba, 'las amigas'. Aun hoy en día, cuando entre mis hermanos decimos 'las amigas' sabemos que hablamos de las hijas de Pedro e Isa.
De orígenes catalanes, ya en las fotos en blanco y negro, de estudiantes, aparecen juntos. Las películas de super-8 de nuestra infancia están llenas de ellos. De bautizos, primeras comuniones y cervezas en el bar Avelino.
La muerte tan temprana de mi madre dejó cojo al cuarteto cuando aún eran muy jóvenes, pero mi padre mantuvo toda su vida los domingos al lado del matrimonio. Tras largas enfermedades, pero con una vida bien disfrutada, se fueron ellos dos, los amigos, con pocos años de diferencia.
Ayer, nada más aparcar el coche tras mi fin de semana en Mijas, me encontré con un mensaje de Belén, la pequeña:
'Hola Borete, mamá ha fallecido esta tarde. No ha sufrido nada, dormía la siesta'.
Un golpetazo de tristeza me sacudió.
Con Isa, cariñosa, se nos van los arroces del fin de semana, sus achuchones, los domingos en su casa viendo la Casa de la Pradera, la infancia imborrable de mediodías azules.
Ya se fueron los cuatro amigos...
jueves, junio 22, 2023
Final
Machuca
miércoles, junio 21, 2023
Basura
Soy basura.
Para una parte importante de la población de mi pais soy basura y merezco ser tirado a un contenedor.
Un partido político ha instalado una lona en pleno centro de Madrid en la que una mano con una pulsera con la banderita de España, de la que se apropian, arroja a una papelera a toda la comunidad homosexual, entre otros colectivos.
Esos que presumen, en su mayoría, de ser ultracatólicos. ¿Olvidaron el mensaje de Cristo?
No hace mucho publiqué un texto criticando a esa extrema derecha que quiere llevarnos de nuevo a la España cañí de blanco y negro, la de las palizas a la mujer de las que no se entera nadie, intrafamiliar es el eufemismo; la de los que contratan a sudamericanos para que cuiden a sus viejos y los quieren expulsar; la que pone el grito contra el aborto pero se paga los viajes a Londres para abortar.
Ese mismo día en que lo publiqué perdí a decenas de seguidores. Bien perdidos. Que se vayan. Prefiero no tener entre mis lectores a gente que me quiera tirar a la basura. Mejor quedarse a solas.
Nunca jamás podré ser amigo de quien vota a Vox, de quien me quiere tirar a la basura. Si votas a Vox, por favor, deja de seguirme.
Estos reaccionarios no imaginan el dolor de perder una juventud por nacer en una sociedad que nos ridiculizaba, en la que tuvimos que camuflarnos para no ser vistos. No se les pasa por la cabeza el daño que se nos hizo para siempre.
¿Queremos hacer ese daño a las generaciones venideras?
No somos conscientes de la gravedad del desafío.
A mí no va a tirarme nadie a la papelera. Conmigo no podrán.
martes, junio 20, 2023
Abuela
Pena
Por fin
viernes, junio 16, 2023
Estar quieto
lunes, junio 12, 2023
Ego
sábado, junio 10, 2023
Asturias
Humildad
Calma
Potenciar
viernes, junio 09, 2023
La Caoba
jueves, junio 08, 2023
Rumano
Cuando era muy jovencillo y estaba soltero, en uno de mis viajes de trabajo,.quedé, en una cita a ciegas, con un tipo en Bucarest.
Fui a la estación de metro que él me indicó y allí apareció un guayabo de metro noventa, con cuerpo de atleta, bellísimo, en el sentido artístico de la palabra.
Sé que, al verme tan poca cosa, quiso deshacerse pronto de mí.
Propuso un paseo por el gran Bulevar de la Unión. Consciente de la situación, me crecí, era cuestión de que me concediera minutos, de que se alargara el paseo.
Obnubilado por su belleza, saqué toda la belleza que había en mí. Mi atractivo estaba en mi palabra, en la forma de contarle qué hacía allí, en la habilidad para hacerle preguntas que le tocaran el corazón, en el desparpajo para mostrarle, sin decirlo, que yo era consciente de su rechazo inicial, en la habilidad para provocarle curiosidad hacia mi visión de su país, en la simpatía precisa para convencerle de que mi vida iba mucho más allá de ese paseo por Bucarest.
Esa noche durmió en mi cama.
Dépayser
A veces el lugar es lo de menos.
Hay un verbo francés que describe con precisión, en una palabra, esa sensación de alejarse de todo.
Dépayser.
En el interior la palabra 'pays'. País. El prefijo 'dé' viene a negarlo.
Vendría a ser un 'despaisarse', quitarse el país de en medio, entendido como el terruño, el espacio natural en el que nos solemos mover,
Esa es la potencia de viajar, aunque sea a un lugar perdido a pocos kilómetros de distancia, incluso a un barrio de la otra punta de la ciudad que no conocemos.
Salirse del cascarón.
En no pocas ocasiones, la gente más cerrada de mollera es aquella que nunca se movió de su pequeño país, que apenas salió de su barrio, que no quiso alejarse del calor de lo conocido.
Mi amigo Guillaume me contaba que una tía suya, que no había salido en su vida de un pequeño pueblo en Normandía, votaba al Frente Nacional para 'defenderse' de los negros.
—Pero si no te has cruzado con ninguno en tu vida —le recriminaba él.
Cuando uno no sale de su agujero, todos los monstruos están fuera.
Encontrar paisajes nuevos descomprime el corazón.
martes, junio 06, 2023
Ascensor
Cosquilla
El miedo sería perder esa cosquilla en el estómago al verlo enredar con sus cosas por casa.
Que tomando unas cervezas no me entrasen ganas de meterle mano a sus rodillas por debajo de la mesa.
Que no esperase cada mañana su mensaje de buenos días, que no pusiera su cara sobre mi tripa al ver una peli para dormir.
El pánico vendría de no tener ganas de ir con él a la playa, de no apetecerme hacerle de desayunar, de imaginar que un día no me dé un abrazo al entrar.
El terror sería un día no sentir nada.
Montaña
Cuando me preguntan por mi novela preferida, respondo de inmediato 'La montaña mágica'.
Cuando, al ver mi convencimiento, se prestan a comprarla, advierto de su dificultad.
No tanto porque sea compleja su lectura, es una historia lineal en el tiempo en la que te sumerges con placer, ni por tener una trama enrevesada, a fin de cuentas es la historia de los miedos de un joven militar.
Su dificultad proviene de su lentitud, porque en los tiempos que corren todo lo lento es incómodo y tendemos a abandonar.
La montaña mágica es un balneario suizo para enfermos pulmonares millonarios de media Europa. Allí está ingresado el primo hermano que nuestro protagonista va a visitar. Un tipo de fuertes desarraigos familiares que encuentra entre los enfermos una rutina de horarios, comidas, paseos y charlas que le hacen alargar cada vez un poco más su estancia, hasta decidir forzar su propia enfermedad para que no le expulsen de ese lugar mágico.
Es igual que te cuenten la trama, lo maravilloso es entrar allí, escuchar esas charlas, sin prisas, pasear con los personajes por los bosques cercanos, entender las miradas entre ellos, esperar ver entrar a Madame Chauchat en el comedor.
Con esa novela me ocurre algo similar que al protagonista. No quiero salir de allí.
La leí hace media vida y ahí sigo, narcotizado entre baños termales y curas de vapor.
domingo, junio 04, 2023
Marrón
Siempre encuentras a la persona a quien cuentas un problema y ella te confiesa uno mayor.
Ni siquiera disimula con alguna pregunta, aunque sea falsa, para saber cómo te encuentras, sino que enlaza tu marrón con el suyo, para demostrarte todo lo que lleva para delante.
—He tenido un problema grave de salud —le dices, tras meses sin veros.
—Pues mis padres están fatal.
No hace ni el esfuerzo por preguntar qué problema de salud has podido tener, ni en qué estado te encuentras actualmente. Eso sí, sus padres están fatal.
No sé hasta qué punto es un desvarío de esta generación el no saber escuchar de mucha gente, o si es una característica del alma humana desde el principio de los tiempos, pero qué incómodo es no saberse escuchado. Qué frustrante.
Quizás la frustración venga porque a mí no se me pasa por la cabeza que alguien me diga que lo han despedido del trabajo y yo le responda que estoy amargado con mi jefe.
¿Dónde se enseña la empatía?
viernes, junio 02, 2023
Isa
Contradicciones
jueves, junio 01, 2023
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Descartes
La escritura es una actividad de pura soledad.
Que a veces, muchas veces, queda ahí, sin que nadie destape el tarro de las palabras vertidas en el papel.
Somos pocos los privilegiados que podemos disfrutar del retorno que ese trabajo personal provoca en los demás, sentir así las emociones en el otro a través de dos juegos de soledades, del que se aísla para construir, del que se concentra para descifrar.
Como todo ejercicio realizado sin otra compañía que uno mismo, el escritor es vulnerable a la crítica, o a la falta de crítica. Cuando uno deposita sus textos en otras manos está dando el alma para ser juzgada, lo que no siempre es fácil de llevar.
Yo he tenido la suerte de haber conseguido construir bumeráns muy amables conmigo, repletos de emociones provocadas en quienes los reciben que retornan para decirme 'me llegas al corazón'.
Eso no impide que haya días en los que reina el desconcierto en mi yo escritor, días en los que se hace fuerte la parte insegura de mí para reprocharme mi vanidad, mis propuestas, ese monstruo que todos tenemos dentro que me vapulea, que me dice te repites, no llegas a la altura, no tienes nada que contar, que me acusa de perder el tiempo.
Cuando eso ocurre, recurro a Descartes, a su indestructible 'pienso, luego existo', de modo que me digo a mí mismo 'me emociono con mis escritos, luego valgo'.