Así que, subiendo por la autopista desde Cádiz, Fran encontró una aplicación con estética vanguardista para conseguir alguna botellita a horas raras de domingo.
-He encontrado una aplicación: 'Fastwine'
Sonaba muy bien. Fastwine. Vino rápido. Hay aplicaciones para todo. Podías llamar y te llevaban el vino que quisieras a la hora exacta que tú marcases. Una gozada para completar un fin de semana espléndido.
Fran llamó con el manos libres y al otro lado del teléfono respondió una mujer a gritos.
-¡Papá! ¡¡¡Papá!!! ¡¡¡Papaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
Los dos nos miramos alucinados y Fran bajó el volumen al móvil.
-¡Un chaval! Que quiere vino el colega. ¡Vente pa'bajo! Que estoy 'atacá'. Que no sé cómo funciona esto. ¡¡¡Papaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
El padre no le iba a la zaga.
-A ver -nos dijo con malas pulgas-. ¿Qué quieren ustedes a estas horas?
Yo no sé si me alegré de que todo fuera tan desastre, pero a veces viene bien que todo salga al revés para reírte de este mundo moderno que queremos construir.
Tuvimos que acercarnos al almacén a recoger la botella que encontramos por 'Fastwine'.
-A estas horas no hay reparto que valga.
No estaba malo.
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