sábado, diciembre 31, 2022
Nexflit
viernes, diciembre 30, 2022
Elegancia
Abuelo
miércoles, diciembre 28, 2022
Envejecer
Ni mucho menos todo es feo cuando se habla de envejecer.
Al hacerlo, ganamos en sabiduría, no tanto en una colección de conocimientos que se puedan listar, sino en la capacidad para saber distinguir lo superfluo de lo importante.
Una de las características más emotivas de cumplir años, es que también los cumplen los demás, y es precioso hacer este viaje acompañados. Cuando te ves tomando una cerveza con alguien con quien te la tomabas treinta años atrás y puedes desconcentrarte unos segundos de la conversación para visualizar sus arrugas, sus canas, tanto como para confirmar lo que nunca cambió, esa misma voz, la mueca al reírse, la peca de siempre.
Ver cómo nos hacemos mayores es más fácil cuando te reflejas en las miradas de los otros, que ven en ti, sin pensarlo, un colega fiel de aventuras, que les hace mucho más agradable este caminar sosegado del que desconocemos el final, porque quizás esa meta sea lo menos importante.
Humildad
martes, diciembre 27, 2022
Escatimar
lunes, diciembre 26, 2022
Normal
viernes, diciembre 23, 2022
Novela
Preocupación
Siempre nos ronda una preocupación mayor, unitaria, absorbente, que pulula en nuestro cerebro hasta que viene a ser reemplazada por otra, que comienza el martilleo intermitente que corresponde a seres inseguros que no pueden controlar sus miedos.
Una enfermedad real o imaginaria, una incertidumbre económica, la inestabilidad en algún familiar, la relación con algún jefe en el trabajo. Algo hay, siempre, que actúa como antídoto de la felicidad para decirnos que ésta no es posible del todo.
Es complicado deshacerse de los miedos, pero hay que aprender a reírse de ellos. A llamarles pesados, aguafiestas, hijos de su madre, a dejarlos que nos amarguen un rato hasta cerrarles el grifo.
No se puede pensar a cada minuto en que algún día nos vamos a morir.
jueves, diciembre 22, 2022
Consejos
Dar consejos es muy peligroso, porque te implica en las decisiones que tome la persona a la que quieres y sus fracasos te pueden volver en forma de bumerán.
Es mejor preguntar, poner el espejo a quien solicita tu ayuda y preguntar, una y otra vez, para que sea ella quien encuentre las respuestas, que el futuro lo decida sin muletas, que se explique a sí misma lo que es adecuado hacer o no.
Los humanos somos muy rápidos para reprochar y no tanto para agradecer, de ahí que mi postura no sea cobarde sino sensata, porque creo que la mejor forma de ayudar a alguien es escuchar, por encima de todo, escuchar, y cuestionar aquello que no entiendes, hacerle rememorar qué le hizo llegar hasta donde está, ponerle las gafas de aumento en el momento adecuado.
Evitar el decir 'yo haría esto', para acabar mejor diciendo '¿qué harías entonces tú?'
Comporta
Con idea de entender su fama de lugar de moda, ayer nos adentramos, sin prisas, en Comporta. Es una experiencia inolvidable, sobre todo cuando empiezas la ruta tomando el ferry en Setúbal, para atravesar, por una carretera solitaria, la lengua de tierra que te lleva hacia el sur.
Comporta es verano.
Así lo entendimos cuando nos encontramos con calles desiertas y negocios
cerrados.
Fran, deseoso de
entender la magia del lugar, fue colocando lugares conocidos en el GPS del
coche para orientarnos por dónde estaría el núcleo del postureo en ese enclave
más alejado del mar de lo que pensábamos.
Por fin lo
encontró y vino a por mí, que andaba absorto en realizar fotos de esa ciudad
fantasma.
Paseamos una calle llena de tiendas de decoración, restaurantes de diseño, supermercados pijos…
En
una cafetería había apenas una chica, con ropa de gasa y una suerte de
turbante, sola entre las mesas, con un desayuno y un libro. Vio que yo la
miraba y me sonrió.
Yo me hubiera
cambiado por ella, un rato, ver la vida con la calma que da poderte tomar un
café a media mañana con un libro en un pueblo soleado sin un alma. Ver la vida
pasar así, tranquila, permitiéndote sonrisas con extraños, saboreando el café
sin relojes a los que mirar.
Yo, de pronto,
quise llevar turbante.
Ya conduciendo, camino del Algarve, se me heló la sangre.
¿Y si el turbante no era para presumir?
miércoles, diciembre 21, 2022
Cortinas
martes, diciembre 20, 2022
Colgar
Oscuras
Hay tantas realidades oscuras de las que no puedo escribir, tantas situaciones por las que pasé que debo callar para mí, tantas confidencias que tienen que quedar selladas.
Para eso me sirve la ficción, para enfrentar realidades que escuecen y que no puedo reflejar en un texto personal para destapar perversiones, secretos u obsesiones que alguna vez compartí con alguien o que me hicieron plantear de qué voy por la vida.
Es bueno tener ese otro lado de la luna en cada uno de nosotros, ése que queda oculto siempre a pesar de que nos corroa por dentro.
Tenemos que aprender a convivir también con aquel que no nos gusta ser, con los miedos que no podemos contar.
Oportunidades
Soy un defensor de las segundas oportunidades, pero casi siempre me pego el batacazo.
—Pero mira cómo se comportó contigo —me dicen.
Yo respondo entonces que todo el mundo tiene derecho a meter la pata, aunque sea yo el perjudicado. Me llevo mal con eso de poner cruces y dejar de hablar a quien me hizo mal. Porque yo he sido el primero en estar desafortunado con gente a la que tengo cariño.
Así que persevero cuando pienso que las cosas se pueden reconducir, que ese mal gesto venía de una situación personal delicada, que esa mirada torcida no era sino una interpretación mía, que en verdad no me quiso herir.
Sí, me pego batacazos, y termino por reconocer que ese mal gesto era genuino, que me miró mal y que, sí, me quiso herir.
Pero hubo un día que acerté, que volvieron a mí con luz y yo estuve allí, con la puerta medio encajada.
sábado, diciembre 17, 2022
Regañinas
viernes, diciembre 16, 2022
Independencia
Dinero
Villaluenga
miércoles, diciembre 14, 2022
Vegano
Mala
Pudin
Huyendo
lunes, diciembre 12, 2022
Embadurnado
Ingenieros
domingo, diciembre 11, 2022
Aburridísimo
viernes, diciembre 09, 2022
Gallardía
miércoles, diciembre 07, 2022
Encuentro
Cuando te encuentras a alguien que hace tiempo que no ves, no le hables del color de la última colcha que te has comprado.
Es de torpes.
Si a esa persona le tienes una pizca de cariño, haz por lanzar preguntas grandes, que abarquen su mundo, que le permita decirte cómo le trata la vida, que sirvan para volver a trazar un puente entre los dos, tal vez hasta que un largo tiempo después volváis a establecer esos pilares de quita y pon en un encuentro futuro.
A mí no me gusta la gente torpe, me da pereza, aquélla que no sabe entender cuándo corresponde hablar de cada cosa, que te explica como ha zurcido un calcetín cuando ni siquiera te acuerdas de su nombre.
Pedo
Wifi
martes, diciembre 06, 2022
Severos
A veces juzgamos con severidad lo que, en cambio, nos perdonamos a nosotros mismos.
La llamada que no devuelves, la cita a la que no acudes, el saludo que no das encuentran la excusas apropiadas en ti, sin embargo, si son los otros los que no lo hicieron, haces por introducirlo en una lista negra de agravios que no hace más que aumentar.
Se ha viralizado una cultura del yo. Antes que nadie, yo. Y después, yo. Da igual que estés dando la tabarra una hora al teléfono sin pensar que a tu interlocutor no le interese en absoluto lo que le cuentas. Pero, ¡ay, si es el otro el que no para de hablar!
La mejor cultura del yo debe ser la de ponerse en la piel del otro, no hay mejor forma de cuidarse de uno mismo. De darse valor. De quererse.
Ratoncito
Los fines de semana, siempre se levanta antes que yo.
Mis horarios de trabajo son tan crueles que mi cuerpo se desparrama en la cama los días que no suena el despertador.
Fran cierra las puertas de la habitación, se ducha, baja a comprarme el periódico, organiza la casa, va de un lado a otro sin hacer ruido, como un ratoncito.
Cuando, poco a poco, voy despertando, aguzo el oído para comprobar que está ahí, hasta dar con esas pisadas en calcetín que van de un lado al otro. Cada cierto tiempo se asoma a la habitación, abre con cuidado la puerta y me mira. Yo me hago el dormido y lo dejo continuar.
Sentir a mi ratón por la casa, protegiéndome, es de los momentos más bonitos del día.
domingo, diciembre 04, 2022
Ahogadilla
Le había hecho tanto daño en el pasado que no podía mentirle de nuevo.
Alejados durante años, sin hablarnos, contactamos por correo para darnos una oportunidad de ponernos al tanto de nuestras vidas. Ella había estado profundamente enamorada de mí y yo la quise con todo mi corazón.
Eran nuestros primeros años de universidad, para ella y para mí. Yo salía de copas los viernes por encontrarme con ella, con anteojeras para no querer ver lo que estaba escondido debajo de la alfombra. El alcohol nos llevaba a abrazarnos, los abrazos daban paso a los besos y luego nos metíamos las manos por debajo de la ropa.
Yo siempre desaparecía y la volvía loca.
—Me gusta hasta cuando te veo estudiar —me decía ella, ante mi impotencia por decirle que mi cabeza era una explosión de contradicciones.
La relación, no podía ser de otra manera, terminó mal.
Muchísimos años después nos encontramos en la playa. Cada uno habíamos hecho un camino en la vida, los dos trabajábamos, a los dos nos había ido bien. Ella me habló de su amor, un bibliotecario de la facultad de Químicas. Yo no podía hablarle de nadie, porque no había nadie. Sólo sabía que no podía engañarle otra vez.
Nos tumbamos en la arena, nos bañamos, nos volvimos a tumbar, seguimos hablando de aquellos tiempos y nos volvíamos a tirar en las toallas. No encontraba el valor, el momento, la fortaleza para decirle lo que creí que ella sabría o podía imaginar.
Fue en el agua, que nos llegaba por la cintura. Decidí que sería justo tras darme el chapuzón. No había vuelta atrás. Así que me metí en el agua.
—¿Sabes? —Le pregunté al salir—. Ya le dije a mi hermana Mónica que soy homosexual.
Ella se quedó callada y se fue a su toalla. Fue un rato largo, larguísimo sin hablar.
Hoy es mi mejor amiga.
viernes, diciembre 02, 2022
Realidad
jueves, diciembre 01, 2022
Edad
Burdeos
lunes, noviembre 28, 2022
Planes
A la gente le molesta que le rompan los planes, y no imaginan lo beneficioso que puede ser.
Porque de ese día seguro que te acordarás, no de los treinta anteriores en que no hiciste sino lo mismo de siempre. La tarde en el sofá, la cena frente al telediario y un capítulo más de una de las series que devoras.
Un timbrazo al telefonillo que no esperas para sacarte de casa es el mejor regalo. Propongan lo que propongan. Di que sí. Aunque sea para bajar al bar de la esquina a tomar un par de cañas.
Porque con las cervezas vendrá una charla, unas risas, quizás alguien se cruce, alguien a quien hace tiempo que no ves, o te percatarás que el vecino de abajo no es tan malaje o te invitarán a una ruta por el campo al domingo siguiente.
Cuando siempre dices no, acaba por no asomarse nunca nadie a tu portal.
domingo, noviembre 27, 2022
Tarjeta
Maldición
Váter
Contigo
jueves, noviembre 24, 2022
Versiones
miércoles, noviembre 23, 2022
Tres Cruces
Escaqueo
Con todo lo buen estudiante que siempre he sido, nunca perdí la ocasión de hacerme el enfermo para no ir a clase.
A veces ponía tal empeño que mi madre, aún confirmando con el termómetro que no tenía fiebre, se lo creía.
Esas mañanas metido en la cama, escuchando los movimientos de ella por la casa, la radio en la cocina, los sonidos desde el patio, no tenían precio.
No tenía problemas de integración en el colegio, ni me lo pasaba mal en el recreo, ni siquiera echaba de menos mi casa cuando estaba en clase pero, de vez en cuando, forzaba mi espíritu novelero y ponía cara de puchero al despertar, esperando el veredicto de mamá.
Quejica
lunes, noviembre 21, 2022
Vanidad
Pienso que no es malo que exista un mecanismo subconsciente vanidoso que busque el premio cuando se realiza una buena acción.
El caso es actuar con bondad, aunque en lo más profundo de nuestros gestos haya un deseo involuntario de ser reconocido, amado o premiado con una sonrisa.
Qué más da si alimentamos nuestro ego al ofrecer la mano, ya sabemos que somos imperfectos y los santos no existen en la tierra.
Los humanos deberíamos ser más compresivos con nosotros mismos, aceptar nuestra necesidad de cariño, de ser queridos, valorados, recompensados. ¡Pues claro que sí!
A todos nos gusta que se nos devuelva un guiño cuando actuamos con coherencia.
Siempre será mejor canalizar nuestros defectos hacia lo bueno, que no nuestras virtudes en no solucionar nada.
Dolor
Ayer escribí un texto sobre el dolor físico que he borrado esta mañana.
Lo eliminé por el miedo a causar un daño real a alguien que lo pudiese leer, alguien que padezca molestias crónicas que les hagan la vida imposible y no captase mi sentido del humor.
A fin de cuentas, en ese relato me disculpaba al principio y al final por si alguien se sentía ofendido, y cuando necesitas disculparte tanto de antemano por hacer algo, mejor no lo hagas; aunque no quería más que hablar de mi experiencia con la enfermedad, de cómo consigo privilegiar la mente frente al cuerpo, hacer ver cuánto podemos hacer para superar una crisis y proponía varios juegos. Juegos que me funcionan. Quería poner una sonrisa al dolor.
Sin embargo, lo borré. Por respeto, por miedo al rechazo, por inseguridad, por empatía con quien sufre.
No sé cuántos de mis textos están en la carpeta de lo irrecuperable, ni cuántas veces he pecado de demasiado precavido.
Yo quería proponer un juego, pero no sería correcto si tan sólo una persona se sientiese ofendida por hablar con una sonrisa del estigma de la enfermedad.
Bisexualidad
Si hay una tendencia maldita, ésa es la de la bisexualidad.
Porque la gente no se la cree y no hay mayor estigma que resultar una persona poco de fiar.
El grado de salud moral de una sociedad se gradúa en función de cómo trate a las minorías. Cuanto más pequeña sea ésta y mejor esté integrada, más sana es la convivencia colectiva. A nivel racial, sexual o religioso, todos cuentan. En cuanto dejamos a alguien atrás, algo se pudre.
Basta con echar un vistazo al mapamundi para darse uno cuenta de que aquéllos lugares de religión obligatoria y condena al homosexual son los más pobres a nivel moral y democrático.
El bisexual no está del todo integrado ni en los países más avanzados, porque la gente es del blanco o el negro. Ya que no eres heterosexual, ok, tolero que seas homosexual. Tolerar, verbo horroroso con este uso. Pero no me vengas con patrañas de que te gusta la carne y el pescado. No me líes. Demasiado moderno soy ya.
Yo, que sólo siento atracción física por los hombres, reivindico esa tendencia. El que te exciten las mujeres y los hombres. No imagino sexualidad más rica que la de no tener ninguna cortapisa para enamorarte de otro ser humano.
A mí me hubiese encantado, ya desde joven, haber podido comerle la boca a aquel o aquélla que me conquistara con su conversación, sin importar cómo fuesen sus genitales. Poderle quitar la ropa, tumbarme a su lado, tocar y dejarme tocar, sin tapujos ni fronteras. Amar a la persona y llegar a la cumbre por ser como es por dentro y por volverme loco lo de fuera.
domingo, noviembre 20, 2022
Molestias
jueves, noviembre 17, 2022
Catar
Llegué a Catar por pura coincidencia.
Mi vuelo de trabajo a Teherán tuvo que desviarse por el temporal de nieve que padecía la capital iraní, así que nos desviaron al emirato a la espera de una mejora en mi destino.
Los imprevistos son un regalo para la gente curiosa, así que me propuse disfrutar de la experiencia las 24 horas que pasé en suelo catarí.
Ya desde el avión se podía comprobar la inmensa obra de ingeniería que suponían las inmensas urbanizaciones que ganaban terreno al mar con formas de palmeras, pero ya una vez en tierra veías una ciudad con una vida un tanto artificial, tal vez porque el clima no invita a paseársela.
Al no tener visado, no podíamos pasearnos con libertad por la capital, pero sí pude ver desde el autobús lo que significa un país en construcción, con dinero a espuertas, en mitad de una nada llena de arena.
Lo que más recuerdo es el amanecer desde la ventana de mi hotel.
Hordas de trabajadores filipinos y malayos camino de las obras de uno de los grandes estadios de fútbol, donde hoy empieza el Mundial. Sin derecho a la ciudadanía, ni protección laboral, vivían hacinados en barracones insalubres ocultos de la ostentación de un país inventado para ser de colores. Han muerto por miles para construir esos escenarios fulgurantes que nos tendrán pegados al televisor, bajo la mirada esquiva de un Occidente que se limitará a gritar a su equipo de fútbol.
El hombre.