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viernes, julio 28, 2023

Contrato

He firmado un contrato, no importa de qué, y me han preguntado si tenía pareja.

No si tenía mujer.

Puede parecer una minucia para quien es hombre y tiene esposa, pero es un avance de siglos para quien es hombre y tiene marido.

Son estas actitudes sencillas que se consiguen desde la educación, las leyes y la empatía las que hacen que personas que históricamente hemos sido invisibles en nuestras vidas personales nos sintamos tan en el mundo como nos merecemos.

Ni más ni menos que nadie, del mismo mundo que el tuyo.

Neumáticos

Salía como un pollo sin cabeza de la fábrica para desayunar, entre reunión y reunión, sin apenas tiempo. Aparcaba el coche en el primer hueco para tener, al menos, unos minutos para mirar al infinito con el café por delante y recuperar el pulso.

Una de esas mañanas reventé el neumático al no querer maniobrar demasiado para dejar el coche en su sitio. Subía la rueda al bordillo con tanta fuerza que reventaba la goma.

Cuando lo reventé una segunda vez, años después, en un déjà vu que me dejó bloqueado, fue como recibir un fogonazo acerca de la importancia que tiene hacer las cosas con calma.

La calma es buena consejera de los pasos bien dados, aunque cada uno necesita romper sus neumáticos imaginarios para comprender que nada corre tanta prisa, ni nada es tan importante.

Qué dirán

Cada vez se nos educa menos en el 'qué dirán' y más en el 'cree en ti'.

Soy optimista en este sentido, creo que las cosas están cambiando, pero es cierto que antes se sacralizaba un título universitario por encima de la vocación de un chaval, que se miraba más con quién nos juntábamos que no si éramos felices, que importaba más con quién se casaba tu hija que no su futuro profesional. Existían demasiados códigos por cumplir de los que nos hemos ido liberando.

Hace no tanto la sociedad española estaba llena de bichos raros, porque todo el que no hacía lo que se suponía que debía hacer era tachado así.

No somos conscientes de lo mucho que han ayudado las leyes que dotan de derechos a las mujeres, a las minorías, para construir una sociedad más justa, donde nadie tiene que ser lo que se supone que debía ser.

Tenemos que quitarnos el sambenito de ser un país de criticones.

jueves, julio 27, 2023

Pies

Una de las primeras cosas en las que me fijo, cuando me pongo a comer con Fran fuera de casa, es si se nos ven los pies desde fuera.

Tenemos todo un código subterráneo del que nunca hemos hablado, pero que entendemos a la perfección.

Cuando él ve que yo me acelero, cuando creo que él se está aburriendo, cuando alguien mete la gamba. Pero, sobre todo, cuando queremos decirnos que nos queremos.

Tenemos esos asaltos de amor que materializamos por debajo de la mesa. Sí, hay mucho de aprendizaje, de autodefensa, de no querer que nadie mire con desprecio cómo dos hombres nos cogemos las manos.

Mejor, nos cogemos los pies.

Musulmanes

Los prejuicios se parten por la mitad cuando uno se interesa por las cosas.

Venía de vuelta en el AVE tras unos días de trabajo en Madrid y coincidí con un compañero turco que tenía programado visitar la fábrica de Sevilla.

Entablé una conversación para interesarme por él. Era la primera vez que viajaba a Sevilla y me permití comentarle algunas cosas.

Allí vas a encontrar muchas muestras de su pasado musulmán le sugerí.

Estoy hasta el gorro de musulmanes me respondió.

Tragué saliva. No era una respuesta prevista. 

Entonces me soltó todo un discurso contra el gobierno islamista de su país y yo me puse las orejas de escuchar.

miércoles, julio 26, 2023

Masajes

Si yo fuera rico, me gustaría gastar mi fortuna en placeres sencillos.

Me daría un masaje diario. Cada día un tipo. Los pies, el craneo, la espalda, las piernas... Me encanta que me toquen, que suene música flojita, que huela a aromas calmantes, que no haga ni frío ni calor.

Es maravilloso sentir que te acarician el cuerpo, que cuidan de ti, aunque sea un rato y por dinero. Esa conexión con tu casa carnal es de los mayores disfrutes. Regalarle a tu propia naturaleza, que siempre tira de ti, un rato de atención.

En muchas ocasiones, durante esos masajes, el cuerpo conecta con la mente, como una puesta a cero para sincronizar lo que la mayoría de las veces va desemparejado.

Si yo fuera rico, me construiría una habitación llena de alfombras para que alguien, cada día, viniese a cuidar de mí.

domingo, julio 23, 2023

Hormigas

Cuando te rodeas de gente interesante, no paras de aprender.

Anoche, entre tapas y copas en la terraza de mi amigo Joaquín, hablábamos de espiritualidad. De las creencias de cada uno, de lo que percibimos acerca de las religiones, de cuál es la definición del agnosticismo, de la capacidad de la gente de creer en algo superior o no.

Entonces Isa, a quien acababa de conocer, nos relató un cuento de una hormiga trabajadora. 

De cómo se afana a diario por seguir viva, con unos códigos bien establecidos y coherentes. Esa hormiga, que podría estar caminando entre nuestros pies, no podría imaginar, sin embargo, la complejidad de lo que se cocía en nuestra mesa, la potencia de nuestra conversación, la tecnología de los teléfonos móviles con los que nos enseñábamos fotos, el origen de la luz tenue que nos iluminaba, toda la grandeza del ser humano y sus logros.

Qué pasaría si nosotros, imbuidos en nuestros quehaceres diarios, no fuéramos sino hormigas del universo y supiésemos de él lo mismo que las hormigas conocen de nuestro mundo.

Radical

La gente muy radical me asusta, porque pasa de un extremo a justo el contrario con los mismos argumentos.

Cuando las ideas son tan excesivas, en fondo y forma, ocurre que la persona que las defiende se niega a bajar al terreno donde estamos el resto de los mortales para escuchar lo que podamos querer decir.

No digo que no haya que defender con fuerza las convicciones, lo que sí planteo es que cuando uno se aferra a pensamientos revolucionarios, de romper todo lo que existe, debe tener en cuenta que se está alejando de la realidad de las cosas y que al destrozar lo que no le gusta suele ocurrir que se lleva por delante lo que no había pensado hasta entonces que sí funcionaba.

Para cuando se da cuenta, ya es demasiado tarde.




sábado, julio 22, 2023

Villamartín

Entramos para comer algo con la resaca de la boda en un pueblo a los pies de la sierra de Cádiz y, de pronto, nos encontramos con un local que podría estar en el barrio más de moda de Manhattan.

Yo comí poco porque andaba con el estómago revuelto tras la boda, pero este fin de semana volvimos para disfrutarlo a todo lo que da.

La sonrisa del dueño al vernos repetir fue de las auténticas.

Le dijimos que repetíamos por lo enamorados que quedamos del lugar y él, antes de que comenzasen a llenarse las mesas, nos enseñó los salones, de exquisita decoración, nos explicó la carta, trabajadísima y nos contó su trayectoria, arriesgada para un pueblo de doce mil habitantes poco habituado a salir de las tabernas con menú de nueve euros.

¡Cómo me gusta la gente emprendedora! Los que creen en sí mismos y te montan una piscina en medio del desierto.

Lo escuchamos con atención y, nada más que por ver su cara explicándonos sus ilusiones, ya mereció la pena haber ido.

(Y por el bogavante con huevos fritos)

Amigos

Cada cierto tiempo me planteo si estoy cuidando a mis amigos como se merecen y me entra un ataque de mensajes y llamadas telefónicas.

Puede que haya una chispa que provoque ese incendio en mí, algún objeto, un recuerdo, un lugar por el que paseo que me haga traer a la mente a alguien a quien llevo tiempo sin ver. Ocurre que, en cascada, se me van apareciendo nombres y me digo que eso no puede seguir así.

Las amistades sinceras no necesitan de recordatorios, ni de una frecuencia mínima de llamadas. Hay personas que sé, con el corazón en la mano, que siempre estarán por mí. Y yo por ellas.

Sin embargo, aparece en una conversación su nombre y me entra la angustia por preguntarle, en los treinta segundos siguientes, 'oye, ¿tú cómo estás?'

El escudo

Cuando más consciente es uno del absurdo de la vida, más fino es el sentido del humor.

El humor se ceba con la muerte, con lo correcto, con lo formal, para fortalecernos con ese poder que nos da de hacer que no se nos vaya la vida con los golpetazos que esta nos da.

Un gran ejemplo son las abuelas, cuando sacan esa risa socarrona y contagiosa al hablar de cualquier tema. Ellas, que han enterrado amigas, hermanos, que disfrutan entre achaques los últimos años, son las que mejor saben reír y asumen, además, que esa es su salvación.

Perder el sentido del humor, o no haberlo tenido nunca, es carecer de un escudo protector que nunca gana la batalla a la realidad, pero la amortigua.

miércoles, julio 19, 2023

Mezquino

Todo se puede decir con buena educación.

Cuando aún tengo por enviar mi último gran informe del puesto que he ocupado hasta hace menos de un mes, sigo esperando resultados de una persona que no se digna a responderme.

Hoy se lo he dejado dicho, con claridad, por escrito.

'Lo que menos echaré de menos será trabajar con usted'.

No es que tarde en enviar los datos, que me son imprescindibles; no es solo que no me conteste cuando yo le saludo; es la capacidad que tienen determinadas personas para envenenar el ambiente, llámese laboral, familiar o social.

Mi nuevo jefe, una persona a la que admiro, lo repite constantemente. Quiero trabajar con gente que fluya.

No colaborar con un compañero no es dejadez, es falta de respeto. 

Así se lo he hecho saber, y me he quedado nuevo.

Sin los resultados aún, pero nuevo.

Previsible

Cada ser humano es tan único como previsible.

Yo me he cruzado con gente maravillosa, insulsa, mezquina, divertidísima, empática, egoísta, alegre y pretenciosa. Gentes con historias particularísimas, marcadas por familias raras, ambientes ricos en afectos o circunstancias castrantes. De todas he aprendido, de cada una he tomado lo que quiero y no quiero ser.

Todas estas experiencias las he vivido, fundamentalmente, en el Sur, pero igual me habrían ocurrido en Zaragoza o en Estocolmo, porque el ser humano es previsible, sus comportamientos se repiten, las cualidades y defectos son las mismas aquí que en Pekín.

Hay que prestar siempre atención al individuo, en toda su grandeza y peculiaridad, sin perder de vista que todo lo que siente, lo que sufre, lo que disfruta ya lo ha sentido, sufrido y disfrutado el global de la condición humana, de la que no somos sino un granito de arena más, minúsculo, en este juego absurdo, a veces maravilloso, del vivir.

martes, julio 18, 2023

Anchoas

Soy un cateto al que no le gustan las anchoas, pese a que a todo el mundo les parece una delicia.

De hecho, cuando la veo en la carta de los restaurantes, convenzo a Fran para que se las pida, tampoco hay que insistirle mucho, porque disfruto con la fiesta que les hace.

No es que no me guste el sabor, es que lo detesto. Ese amargor final tan específico.

Tengo la suerte de que es mi única tara en lo que a las comidas respecta, los mejillones no cuentan, porque un buen vividor no se puede permitir ser milindris con las alegrías que la vida nos ofrece.

Cuando organizamos cenas en casa, con los amigos, suelo ser yo el que prepara las gildas. Voy insertando la piparra, la anchoa y la aceituna. Así, una y otra vez, mientras miro las caras de mis amigos al comerlas.

En el fondo, mi yo infantil me dice que se están riendo de mí.

lunes, julio 17, 2023

Estrellitas

A día de hoy todo lo evaluamos, es el gran poder que las nuevas tecnologías le han dado al cliente.

Que te tratan bien en una ferretería, le pones cinco estrellas, que no te saludan al entrar en una confitería, le pones una, que la novela que te regalaron te gustó, cinco estrellas, que la carne estaba fría en el restaurante, una estrella. Que ni fu, ni fa, ¡tres!

Así, nos vamos acostumbrando a comprobar las puntuaciones del teléfono que vamos a comprarnos o del hotel donde vamos a alojarnos. 

Conociendo al ser humano, llegará el día en el que alguien invente las estrellas para personas. Que tú me digas 'que te zurzan' y yo te ponga una estrella, que yo le monte un pollo, y me ponga otra, que ella me desmonte con una sonrisa, cinco del tirón.

Nos cruzaremos por las calles con un luminoso que diga cómo estamos de bien o de mal puntuados, de modo que el mundo se dividirá entre estrellados y estrellones, momento el que comenzará el mercadeo de puntuaciones.

—Te invito a cenar, siempre que me quites la mala nota del otro día, que no me como una rosca.

Resolana

De mi padre he heredado el espíritu despistado, y es tal vez por eso que cada vez que me acuerdo de determinadas meteduras de pata suyas me siento identificado y no paro de reírme a solas.

Cuando empezó a tener problemas de corazón, que al final acabaron con su vida, comenzó una tournée interminable de pruebas médicas, a las que no se dejaba acompañar.

Una de las primeras que se hizo fue una resonancia magnética.

La clínica que estaba contratada para hacer ese tipo de estudios estaba situada en la calle Resolana.

Allí que se fue.

Recuerdo como si fuera ayer el mediodía en que me fui de tapas con él, al salir del trabajo, y me empezó a explicar las pruebas que le habían propuesto.

Hoy me he tenido que hacer una Resolana magnética.

Yo lo miré, con cara de guasa, y no paré de reírme durante diez minutos.

El pobre se murió sin entender mi ataque de risa.

Hans

La tarde del sábado me la pasé recorriendo la isla de Hans. sin salir de casa.

Descubrí que allí puedes pasar, caminando, de Europa a América y de América a Europa y la historia me fascinó.

Cuando se establecieron las fronteras entre Canadá y Groenlandia, una reunión autónoma de Dinamarca, se dieron cuenta de que la línea trazada en el mar atravesaba por la mitad esa diminuta isla deshabitada, apenas una roca de un kilómetro de ancho y otro de largo situada en un paisaje inhóspito.

Empezó entonces la guerra del whisky, la más pacífica de todas las guerras. Llegaban los canadienses y plantaban una bandera con un whisky de su país a sus pies; luego venían los daneses, cambiaban la bandera, doblando la de Canadá con respeto, y ponían un licor de Groenlandia en el suelo. Así durante décadas.

Hace apenas un año firmaron la paz y trazaron una línea fronteriza que divide la isla en dos.

Podría parecer un cuento. Tal vez sea un cuento. De lo tonto que puede llegar a ser el hombre. De la importancia del sentido del humor. De cómo con educación se llega a cualquier lado. Un cuento de aventuras, de viajes, un sainete polar.

Deberían declarar la isla de Hans territorio universal, libre de banderas.

Sería un hermoso final del cuento. El principio de un tiempo de esperanzas.

domingo, julio 16, 2023

El niño del beso

Ni en el más utópico de mis sueños, cuando era un chaval, podría haber imaginado que, en mi cincuentena, tendría no solo nueve novelas publicadas, sino que estaría a punto de lanzar una décima en la que el protagonista fuese un adolescente homosexual, un chico que descubre la crudeza de nacer con una condición distinta a aquella que todos esperaban de él.

Sí, en esa época de mi vida yo sufrí terriblemente el saberme distinto. No tenía referentes en los que apoyarme, mi futuro lo veía en negro y la literatura me salvó. Me llevaba horas encerrado en mi habitación leyendo todo lo que poblaba las amplias librerías de mi casa. Ya por entonces, no tendría ni doce años, empecé a escribir. Era una forma de inventar historias que yo no podría vivir, porque nací maldito.

La gente heterosexual no puede imaginar lo duro que es entrar en la adolescencia, cuando la vida abre las puertas para ti, y darte cuenta de que vas por un carril diferente al de la mayoría. Que siempre irás por ese carril. Esa tremebunda sensación de soledad en el período más frágil de tu vida, cuando aún eres un crío y esperas cada noche el beso de tus padres al ir a dormir. 

Cuando tu madre te dice ¿qué te pasa? y tú le respondes, 'nada, mamá', mientras te mueres por dentro. 

Esa necesidad de gritar ¡socorro! pero no tener fuerzas para hacerlo porque temes que te vayan a señalar, a ridiculizar, que se vayan a avergonzar de ti.

Ese niño de entonces, treinta años después, lanza al mercado su décima novela, 'El niño del beso', una tierna historia de amor, divertida y cruda a partes iguales, en homenaje a todos los que un día sufrieron por ser diferentes.

Nueve novelas escribiendo sobre protagonistas heterosexuales he necesitado para encontrar el valor de enfrentarme al reto de denunciar todo mi dolor. De cantar al amor entre dos hombres.

En estos tiempos oscuros que se avecinan, es un grito desde lo más profundo de mi ser contra la homofobia. Y en ese grito van todos los gritos contra todas las formas de discriminación. Es un grito para que nunca nadie más consienta que un crío, que una cría, se sientan culpables por ser como son.

Reprimir a un adolescente es desbordar un río para siempre.

Nos robaron la juventud.

sábado, julio 15, 2023

Protestón

Me mosquea la gente con doble cara.

Tengo la oportunidad de trabajar, desde no hace mucho, con una persona encantadora en el trato, a quien conozco desde hace décadas.

En cuanto nuestros caminos profesionales se han cruzado, he descubierto a un tipo agrio, protestón, irascible, que no se corresponde con la imagen que tenía de él tras muchas charlas compartidas en la máquina de café.

Afortunadamente, mi trato actual con este hombre se limita a un par de reuniones al mes, porque me siento muy incómodo al descubrir el monstruo que había en él.

Yo intento bajar sus humos con argumentos sencillos, porque sus tareas no son rutinarias, su trabajo no es feo, no está sometido a un estrés excesivo, ni está mal pagado.

Somos afortunados le digo, metiéndome yo en el saco, para quitarle hierro a sus paranoias.

Él me escucha como si le hablase un loco y vuelve a rebuznar.

¿Cuál de los dos es el verdadero, el de la máquina de café o el de las reuniones?

jueves, julio 13, 2023

Izquierdas

Ser joven y no ser de izquierdas es una contradicción biológica.

No sé quién dijo esta frase, pero no puedo estar más de acuerdo. Si estás naciendo al mundo y no quieres cambiarlo, es que no tienes sangre en las venas.

Yo quiero ser joven por siempre.

Me muevo, mucho, entre gente de derechas, a las que quiero. A las que respeto. A las que escucho. 

Tengo, de hecho, todo para ser conservador. Fundamentalmente un buen sueldo, porque, no nos engañemos, la gráfica está clara. Cuanto más dinero se tiene, más a la derecha se vota. Es científico, no hay más que ver los mapas de los barrios de nuestro país. Cuanto más alta es la renta, más es azul su voto, e incluso verde oscuro. El ser humano es así. A mí, lo mío, que no me lo toquen. Conservar, se dice, conservador, se califica. Conservar.

Ser de izquierdas no es venderlo todo para dárselo a los pobres. Eso es de santos. Ser de izquierdas es querer pagar impuestos de acuerdo a tu nivel económico para que se redistribuya. Tan fácil como eso.

Yo no me voy a ir de España si gana la derecha. 

No. 

La democracia es esto, admitir que gobierne quien decida el pueblo, pese a que duela. 

No voy a caer en la trampa en la que nos quieren meter: 'votar por izquierdas o por España'. España somos todos. Y siempre lucharé, aunque esté en minoría, por la distribución de la riqueza, por la justicia social, por la protección del débil, del diferente, por no discriminar a nadie por su orientación sexual, ni por su raza, ni querré que a nadie se le juzgue por querer morir con dignidad, por abortar, por querer ser independiente. Ninguna de las leyes sociales, ninguna, las ha aprobado un gobierno de derechas. 

Me da una pena que me atormenta el pensar en ver a franquistas en el futuro gobierno. Sí, franquistas, racistas, homófobos, xenófobos, machistas, negacionistas. ¡Paletos! Llamemos a las cosas por su nombre. Tienen nombres y apellidos. Están en los parlamentos, en los ayuntamientos. Estarán en el gobierno de España si no los paramos.

Pienso en las lágrimas de mi madre, joven, viendo nacer la democracia y se me hace un nudo en la garganta imaginar que ella pudiera ver en lo que nos hemos convertido.

Quiero ser siempre joven, quiero un país ilustrado, moderno, empático, de colores, solidario, bien avenido, justo, vanguardista, culto.

Ésa es mi España, mi amada España, la de García Lorca, la de Cernuda, la de Machado.

Vienen tiempos feos, para mí. Para muchos.

Y me muero de la pena.

miércoles, julio 12, 2023

Helio

Mi amigo Helio hace perfumes.

Tiene su laboratorio en casa y se pasa las horas combinando esencias hasta dar con la fragancia soñada. Cuando te lo explica, se le iluminan los ojos de forma infantil y comienza a hablarte de moléculas, tiempos de reposo, tendencias nasales, aceites esenciales.

Mi amigo Helio es psicólogo, pero le pirran los perfumes.

Hace un mes hizo uno en exclusiva para mí y me dijo que lo dejara tres semanas en la oscuridad. Hoy lo estreno y ya no quiero que se me acabe.

¿Hay algo más bonito que alimentar toda tu vida una pasión?

Ojalá todo el mundo supiera encontrar el laboratorio para elaborar sus sueños, habría menos amargados suspirando por que todo vaya a peor.

martes, julio 11, 2023

Descarbonización

Cuando creía que mi recorrido profesional había atravesado todas las etapas posibles, me regalan el trabajo de mis sueños.

Porque uno quiere estar a gusto en el puesto que ocupa, pero si a eso le añades un componente ético que te motiva, la tarea diaria se convierte en un desafío en el que la recompensa toca las emociones.

Llevo una semana como responsable de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial de mi mastodóntica empresa. 

¡Que tiemble el cambio climático! 

De pronto, me veo como un estudiante universitario tomando apuntes, asistiendo a conferencias, organizando grupos de trabajo, proyectando acciones para contribuir a que, en un futuro no muy lejano, la industria del automóvil se convierta en una industria limpia.

Las ansias de hacerlo bien están muy por encima del miedo a defraudar.

lunes, julio 10, 2023

Aclarar

Casi nada es tan grave si se aclara, porque todos tenemos derecho a equivocarnos, incluso en temas importantes.

Podemos olvidar un compromiso, fallar en una cita ineludible, decir cosas que no debemos, hacer lo contrario de lo que pregonamos. Todo eso forma parte de la naturaleza humana y sus contradicciones. De ahí que exista ese hermoso verbo que se llama disculpar. Disculparse y disculpar. Sin medias tintas ni excusas baratas.

Sí, metí la gamba, te critiqué, no fui donde dije que iba a ir ni actué como se me suponía. Lo siento.

Yo soy de perdonar deslices si no se me cuentan milongas.

Romper

A mí me gusta que los días se me rompan por la mitad.

Amante de los imprevistos, me erotiza la llamada no esperada, la reunión de urgencia, la visita que llega sin avisar, el notición, la sorpresa, el cambio de planes, el viaje.

Un día repetido es un día que no existe, no llena la mochila de nada y me roba la energía.

La novedad, en cambio, es el combustible vital más eficaz. Si me tomo el mismo desayuno a la misma hora en el mismo sitio con la misma gente acabaré por no saber en qué día vivo.

Entiendo, claro que sí, al amante de la rutina, al que se agarra al calorcito de lo que siempre ocurre igual. Puedo, a veces, añorar esa felicidad de lo previsible.

Pero a mí me va la marcha y si no se me rompe el día, lo destrozo yo.

domingo, julio 09, 2023

Declaración

Mi primera declaración de amor fue fallida.

Afortunadamente para ella y para mí.

Todo lo que le dije, con apenas 16 años, era cierto. No podía dejar de pensar en ella.

El sexo aún no se había convertido en una limitación, aunque amenazaba con convertirse en un problema que yo no quería ver.

Fue una escena muy bonita. Inocente. Pasional. Tierna. Yo hacía dibujitos con el surco de agua de mi vaso de Coca Cola, mientras ella me miraba con dulzura, porque me quería.

Pero no dijo nada. Como la silla del jurado de La Voz, que nunca se gira. Ella se calló. Aún resuena en mi cabeza ese silencio atronador.

Me fui a casa y lloré, como un crío desconsolado, mi desamor.

viernes, julio 07, 2023

Lejía

Pasaba, muy temprano, por una callejuela estrecha del centro de Sevilla y atravesé una puerta recién fregada con agua con lejía.

Ese olor puro de otros tiempos en que el rocío del amanecer se junta a las rutinas familiares de antaño, para darte un golpetazo de melancolía.

Melancolía de la buena. Sanadora. No todo recuerdo lejano que nos aceche tenemos por qué no disfrutarlo, ni tampoco pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Aspirar ese aroma de patinillo fregado con lejía es saborear la vida, distinguir ese chaval que fui, disfrutar de ese hombre que hoy soy.

Oler el pasado es un privilegio de los vivos.

Carmona

Vi a lo lejos unas torres en lo alto de un cerro y pregunté:

¿Qué pueblo es ese?

Carmona.

Veníamos de los campeonatos de España de remo en Mequinenza, yo tendría quince años y a través de la ventana del autobús pude ver entonces una señal que indicaba que Carmona estaba a 30 km.

Memoricé para siempre ese instante, la silueta del pueblo en la fértil vega sevillana y el cartel con la distancia, que desde entonces me sirvió como patrón de medida.

Casi siempre acierto cuando viajo. Miro al horizonte y digo, eso está a 10, a 40 o a 5 km, tan solo con comparar con ese imagen del parador de Carmona que vi en mi juventud.

La vida es igual. Conforme te enfrentas a situaciones concretas de alegría, de dolor, de rabia, empiezas a tener la medida de cómo de importante son las cosas que te irán pasando en el futuro.

Guapo

Si puedes ir impecable a una cita, no lo dudes.

Aunque sea con alguien con quien quedas a menudo, no te pongas lo primero que encuentres por casa. Arreglarte es una forma de decirle 'me importas'.

La comunicación, a veces, se expresa mejor sin palabras. 

Del mismo modo que si invitas a alguien a casa, te gusta tenerla limpia y ordenada, igual hay que afrontar los encuentros con los demás. No hay nada que nos represente mejor que nosotros mismos.

No es una visión frívola de las relaciones humanas, todo lo contrario, es toda una declaración de intenciones.

Mira lo importante que eres para mí.

jueves, julio 06, 2023

Admiración

Admiro más a un negro que se ha jugado la vida para cruzar el Estrecho en patera que a un 'nini' que, con la misma edad, está tocándose la barriga viviendo del cuento en casa de sus padres.

Alguien que lo arriesga todo es una persona de un valor incalculable. Pura riqueza humana.

Me da igual si uno es senegalés y el otro español. La nacionalidad es un detalle, lo que cuenta, para mí, es la fuerza del corazón y mi patria es la misma que la del chico de Senegal.

Los ninis viven en un país que no es el mío. Muchos de ellos votarán por un partido que quiere expulsar a aquellos que vienen a trabajar donde ellos no quieren.

martes, julio 04, 2023

Tanatorio

Más que una papeleria parece un tanatorio.

Buenos días grité, ayer, al entrar.

Silencio total. Ni el jefe, que está en el mostrador de la entrada, ni los empleados, por los pasillos. Avanzo hasta el fondo, a la zona de copistería.

Hola, vengo a imprimir unos documentos.

¿Ha enviado el archivo?

No.

Me entran ganas de decir que resulta gratis responder al 'hola' con otro 'hola', pero me lo tengo que tragar porque necesito esos papeles y la impresora de casa la tengo estropeada.

Situada en un lugar privilegiado del centro de la ciudad, con esa luz de Andalucía que se adivina por las ventanas y el olor siempre agradable a tinta y papel, allí pareciera que cumplen una condena.

Salgo con mis papeles y lanzo un 

—Hasta luego.

Nadie responde.

Cuando algo así ocurre en una empresa, el problema es del jefe. Si todos tienen cara de cuerno, si nadie responde a los saludos, si todos van con la mirada gacha, es una cuestión de dirección.

En cuanto salí, me lancé de cabeza a El Corte Inglés a comprarme una impresora. 

Ya habrá tiempo para tanatorios.

lunes, julio 03, 2023

Azúcar

Aprendí a tomar el café sin azúcar, luego conseguí tomarlo sin edulcorantes.

Es un recorrido que hice por salud, sin caer en la cuenta que es un reflejo de la vida. En el azúcar se encierra nuestra infancia, en el edulcorante nuestro intento de mantenerla.

Hay mil contradicciones entre los nutricionistas. Tan pronto te dicen que es muy bueno el café, como que es muy malo; que conviene una copa de vino al día para la salud cardiovascular, como que es una barbaridad tomar ese alcohol a diario.

Sobre lo que sí hay consenso es sobre el azúcar, enemigo sin careta de nuestro bienestar físico.

Sin embargo, la encontramos en todos lados, tentándonos desde las vitrinas de las pastelerías, en las cartas de postre de los restaurantes, en los zumos de frutas, en los alimentos procesados.

Yo me tomo mi café cada mañana en el trabajo, amargo, añorando para siempre la época gloriosa de las palmeras con chocolate, esos años en los que nuestro cuerpo no tenía enemigos.

Mejillones

Cuando vivía en París, me gustaba ir algunos viernes a comer paella a un restaurante español cerca del trabajo.

Lo regentaba un matrimonio salmantino que me hacía mucha fiesta cada vez que aparecía por allí. 

El problema es que esas paellas me sentaban mal. Los sábados se convertían en una odisea para mi estómago, con la sensación extraña de que alguien me hubiese envenenado.

Tardé en relacionarlo con ese restaurante, hasta que un día vi la luz y dejé de ir. Se me quedó un mal sabor de boca respecto a ellos y la sospecha de que había algo en ese plato que no estaba en condiciones.

Con el tiempo fui descubriendo, a partir de otras paellas, de otras tapas, de otros viajes, que lo que me sentaba mal eran los mejillones, que tanto me gustan. Hago por volver a ellos de vez en cuando, pero siempre acaba por hacérseme una bola en el estómago.

Muchos años después, cuando ya no vivía en París, pasé por el restaurante y ya no existía. 

Son muchas las veces que hacemos la cruz a los otros por desajustes que son exclusivamente nuestros.