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domingo, marzo 29, 2020

Enterados

En momentos de crisis, y vivimos una de proporciones bíblicas, se muestra el verdadero rostro de las personas. En su mayor parte, reacciones que se definen con adjetivos solidarios, humanos, de compasión, de fuerza, de espíritu de equipo. Pero también salen de sus cavernas los amargados que se relamen con los paisajes de color negro, con el agravante de que un individuo gris hace más ruido que veinte soles.

Son ellos los enterados, los que sabían todo lo que iba a pasar, los que acusan, los delatores. Son, están entre nosotros, los que critican una acción y la contraria, aquéllos que vieron en sus bolas mágicas mascarse la tragedia, pero se lo callaron. Los que escupen sin preguntar, los que amenazan sin interesarse por nada que no sea su propia verdad, construida de prepotencia y asco.

Cuando los que no podemos hacer mucho más que quedarnos en casa observamos la bravura con que todos los que tratan de salvar vidas se comportan, no veo mejor actitud que la de alabar los esfuerzos y aplaudir cada noche. No se nos pide más. No es momento de disparar a las pantorrillas de quienes tienen la responsabilidad de sacarnos de ésta.

Tenemos la suerte de vivir en un estado democrático donde, cuando las aguas vuelvan a su cauce, cada cual tendrá la oportunidad de ser juzgado.

miércoles, marzo 25, 2020

Vacío

Si escribo hoy es para mí. No he integrado una reflexión suficientemente elaborada que aporte nada nuevo a todo lo que he leído o escuchado en estos días surrealistas que vivimos. Me dejo llevar por la pandemia como un niño pequeño que abriese las puertas a un mundo de monstruos y payasos que no le permite cerrar la boca, asustado, divertido. Escandalizado. El niño duda hasta del suelo que pisa en ese nuevo universo al que ha tenido acceso, a pesar de comprobar que no está solo. Toda persona a la que ama está a ese otro lado también, pero no hay certezas. Busca la mirada de los demás para que alguien le guiñe el ojo, descubrir en alguna rendija el decorado, un infiltrado que le tranquilice confirmándole que todo está bajo control.

Todo va a pasar, es el lema recurrente en los luminosos. Todos los neones señalan claramente la dirección de salida. Esto es pasajero. Pero la puerta de salida no es la misma por la que el niño entró. No le pueden engañar. Todo es calma alrededor. Hay comida, hay risas, hay cariño. Sólo de vez en cuando se atraviesan imágenes de terror. 'Son desconocidos'.

¿Qué habrá tras esa puerta de salida? ¿Qué luz hará? ¿Cómo habremos digerido este espectáculo de feria? ¿Seremos más desconfiados o realmente mantendremos ese espíritu de risas? ¿Habrá un remolino de viento que nos engulla tras la calma? ¿Estará más despejado el horizonte?

Da miedo lo desconocido. Miro para atrás y ya no existe la puerta por la que entramos. Allí ya no hay nada. El juego es macabro y estamos dentro. Todo pasará, nos dicen. Vemos la puerta de salida. ¿Saldrá cara o cruz?