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viernes, noviembre 30, 2018

Vergüenza

A una foto mía de esta semana con la gran mezquita de Casablanca a mis espaldas publicada en Facebook, una mujer respondía con un comentario vergonzoso: 'si tan bonito es ese país, ¿qué hace tanto marroquí aquí?'. A esta señora yo le invitaría a leer acerca de la historia de España para que así pueda entender cómo a muchos de nuestros antepasados directos los recibieron en Alemania para escapar de la miseria.


El odio al inmigrante no es sólo una cuestión de incultura, sino de maldad, porque seguramente mucha de la gente que piense como esta mujer será católica, apostólica y romana y, sin embargo, no tiene la mínima calidad humana para evitar soltar improperios hirientes sobre la memoria frágil de miles de seres humanos que han muerto ahogados en el traicionero estrecho de Gibraltar al que desafiaban por tratar de encontrar una vida más digna.


Me aterroriza pensar que el próximo domingo las portadas de los periódicos informen de que en mi querida tierra han salido elegidos diputados del ultraderechista partido VOX (vergüenza + oprobio + xenofobia) y me tendré que tragar mis argumentos de que España está a salvo de partidos fascistas como el Frente Nacional o la Liga de Salvini.


No me vale el argumento de que en democracia cabe todo. No. Hay propuestas que no caben en una constitución democrática.


Hay mucha gente amargada que no desea otra cosa que odiar.

domingo, noviembre 25, 2018

Toalla

Era nuestro segundo día en Kyoto, habíamos caído rendidos a la belleza de sus templos y nos disponíamos a encarar una excursión en tren a Nara, la vieja ciudad imperial. Antes habíamos querido visitar el santuario de puertas naranja de Fushimi-Inari, pero equivocamos el tren, lo que apenas trastocó el orden de nuestro recorrido.

Contemplar el gran templo Todai-ji de Nara, con su gran Buda, fue una experiencia sobrecogedora. ¡Tanta belleza! Pasear, divertidos, el gran parque de la ciudad, dar de comer a los ciervos sin que te muerdan los dedos; participar en ceremonias intimistas donde escribir deseos, beber agua purificadora, hacer sonar 'gongs' sin trascender su importancia convirtió la mañana en una deliciosa incursión por el Japón más deslumbrante en un día de sol canicular.

Al entrar al tren de vuelta, lleno de colegiales salidos del instituto, con sus uniformes propios de dibujos Manga, entró un señor maduro, muy alto, de apariencia americana, con una enorme mochila y una horrorosa toalla entre la cabeza y el gorro para contener el sudor. Como si fuese invisible, ajeno a su esperpéntica vestimenta ¡Y tan pancho!

A mí se me mezclan entre las imágenes inolvidables de Nara aquella del turista insensible al hecho de que los que viajamos le debemos nuestro decoro a la belleza de los lugares que se nos regalan.


miércoles, noviembre 21, 2018

Prado

Hace un par de días, recién llegado a casa, tuve que restregarme los ojos al confirmar que no sólo la entradilla del telediario de máxima audiencia se retransmitía desde el Museo del Prado, sino que el bicentenario del nacimiento de la pinacoteca se convertía en la primera noticia del día, de manera extensa y cuidada. Un gesto de valentía inesperado de la televisión pública que demostraba cómo sí es posible colocar la cultura en el centro de las expectativas.

¿Qué impide a un medio público (y privado) cambiar el orden de los prioridades para atender lo que no es necesariamente urgente?

Imaginemos un país en el que los noticieros abran con los preparativos de la gran exposición sobre Murillo que se inaugura el próximo 29 de noviembre en Sevilla, y no necesariamente por las trifulcas electoralistas de ver quién la tiene más grande. Unos medios que dedicaran su cabecera cada día con textos de grandes de la literatura universal aprovechando aniversarios de sus publicaciones; que diariamente propusieran como primera página un hecho histórico relevante en el progreso de la humanidad; que remarcara como titular un descubrimiento científico y lo explicase con palabras sencillas al televidente medio.

Y que los improperios de Trump, las tribulaciones en el Parlamento europeo, las catástrofes naturales, las maldades de Villarejo, las vergonzantes confabulaciones entre políticos y jueces, los entrenamientos del Real Madrid o la boda de la hija de Amancio Ortega quedaran relegadas a un apartado final de 'sucesos'.

Seríamos, seguro, más interesantes. 

domingo, noviembre 18, 2018

Inmortalidad

Una de mis principales argumentos para no creer en la inmortalidad espiritual del ser humano, y no es broma, es pensar en la gran cantidad de impresentables que hay por el mundo. ¿Qué hacemos con ellos? Me resulta insufrible tan sólo imaginar en un tiempo infinito aguantándolos; porque hay gente tan estúpida, tan cutre y con tan pocos valores que sería una ruina para las generaciones venideras pensar en esos dráculas inmortales dando vueltas alrededor de ellos para contaminarles con sus bajezas.

Me apunto más a la reencarnación, a que determinadas personas acaben en el pellejo de cucarachas. Eso me soluciona dos inquietudes, una posible salida al tema de la inmortalidad y un cierto alivio a cada pisotón que me permito cuando éstas salen de sus guaridas en las mañanas calurosas de verano.

Yo aspiraría a convertirme de nuevo en persona como máximo premio a mis días de hoy, pero en otro país distinto y una cultura diferente, aunque miedo me da pensar dónde, porque si me dieran a elegir no querría que hubiese violencia, ni que mi familia fuese pobre, ni se muriese mi madre siendo tan joven ni confirmar que la tierra se comienza a inundar por decisiones de presidentes que por entonces no serían sino cucarachas.

sábado, noviembre 10, 2018

Dormidos

Pasaban unos minutos de las tres de la tarde cuando tomé asiento en un AVE abarrotado que me llevaba de Valladolid a Madrid. Yo andaba en mi mundo, componiendo la lista de invitados para la premiere de mi peli en Sevilla cuando comencé a conocer a esa mujer que, con pantalones cortos, mallas gruesas y una bolsa de golosinas en el regazo que vaciaba compulsivamente, explicó a todo el vagón, diciéndoselo a su teléfono, que era jefa de obra de varios trabajos en Bilbao y Pamplona.

Su asiento daba al pasillo y compartía una mesa central con tres pasajeros que podrían tener la edad de sus padres.

Hablándole a voz en grito por teléfono a su interlocutor aprendí cuánto cuesta enfoscar una casa de cien metros cuadrados, pude apuntar de haber querido los nombres de la gerencia de Urbanismo de Pamplona y escuché de su boca la agenda, ¡detallada!, de su semana siguiente en Madrid.

Mujer de taco fácil y ego alto.

Ya llegados a Segovia, tras casi una hora de griterío constante en que mezclaba de forma ansiosa llamadas personales con profesionales, tras ver las caras del personal a su alrededor a esas horas tempranas de la tarde no tuve más remedio que aprovechar una pausa entre grito y grito para decirle con toda la educación con la que me parieron:

-¿No ves que intentan dormir?

Ella me miró como si hubiese visto a un extraterrestre.