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martes, diciembre 05, 2023

Gracias

Llevo más de la mitad de mi vida trabajando y me siento afortunado por ello.

Afortunado, también, por mis condiciones laborales y por el compromiso social de mi empresa, podría hacer un tratado de cómo sí y cómo no se deberían hacer las cosas para conseguir que un colectivo se sienta comprometido con su compañía.

Todo el tratado se podría resumir en una palabra: Reconocimiento.

¡Cuesta tanto!

¡Cuántos directivos piensan que poner pegas a todo es ser un buen jefe! Que buscar las cosquillas es demostrar jerarquía, que pedir siempre más es la única vía para tener bien atado al personal.

No se dan cuenta, la gran mayoría, de la importancia que tiene dar las gracias por cada trabajo realizado. Así de simple. Con el agradecimiento puede venir el reproche por esto o por aquello, el consejo acerca de cómo hacerlo en el futuro, la explicación de lo que se espera del otro.

Agradecer el esfuerzo, siempre, es la mejor de las técnicas para conseguir objetivos.

Colocar al hombre en el centro es la clave del éxito de cualquier empresa. 

jueves, septiembre 07, 2023

Trabajo

Qué trabajo cuesta decir ¡buen trabajo! en el trabajo.

Sí, las empresas nos contratan para resolver y está en nuestro salario el conseguir los objetivos que nos establezcan. Es la nómina a fin de mes la medida del reconocimiento a nuestros esfuerzos.

Tenemos la suerte de no ser máquinas, sin embargo, por lo que no todo tiene por qué ser un yo te pago tanto a cambio de tú haces tal cosa.

Alabar la faena bien hecha es un fantástico ejercicio de motivación. No solo para el que felicitan, también para el que elogia.

Hay quien cree que es mejor jefe cuanto más refunfuña y que la autoridad la da el número de defectos que no se le escapan, cuando la verdadera fuerza está en saber tratar a quien trabaja para ti con la calidez de quien se interesa por construir un gran equipo.

domingo, enero 17, 2021

Emoción

No hay trabajo bonito sin emoción.

Son muchos años de vida laboral y reconozco que las épocas en las que he sido más válido para mi empresa han coincidido con aquéllas en que conseguí meterle corazón al empeño.

Es más complicado con los empleos fríos. 

Aquéllos que no tienen que ver con la sanidad, la docencia o el arte, donde lo humano y sensitivo está presente aunque no se quiera.

Tiene más mérito conseguir involucrar a equipos que se dedican a producir, por ejemplo, cajas de cambio para un coche. 

No todo va en el sueldo, ni es a base de gráficas que vas a meter en una dinámica de compromiso a aquél que llega a las siete de la mañana a trabajar.

Hay que encontrar en el empleado la parte brillante que hay en él. Estimularla. Valorarla. Darle iniciativa. Delegar decisiones. Ponerlo en su sitio. Agradecer. Reconocerlo siempre cuando cumpla los objetivos. Hablar con él cuando no los alcance.

La teoría es sencilla, sí. La realidad es más compleja.

No hay empleo que no se pueda incentivar con una buena terapia profesional.

Yo necesito buscar en mí la emoción para encontrar el sentido a tantas horas de trabajo, porque si no la encuentro me convierto en mi primer enemigo.