—Es que he dejado de tener el control sobre mi vida.
Porque en su frase está la respuesta. Da igual el listado de las situaciones sobre las que tenga la sensación de haber pedido el control, lo preocupante es que quiera tenerlo sobre todo lo que le rodea.
Es una de las grandes fuentes de frustración y lo es porque no podemos domesticar aquello que nos preocupa y que está lejos de estar en nuestras manos corregir. La vida es salvaje, no se rige por normas matemáticas y lo que hoy parecía verde mañana es negro y se ríe de ti.
Tenemos que trabajar la transición desde el dominio de nuestro entorno hacia el fluir con él.
Sé que es difícil para las personas que se caracterizan por ese perfil y sé que la teoría es mucho más sencilla que la práctica, pero a veces es necesario tirar piedras de la mochila y no exigirse resultados que no dependen de nuestra voluntad.
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