Esta noche será de las grandes.
De aquellas que conformarán un recuerdo señalado en mi historia personal.
Gracias a una payasada mía con 18 años, las conocí. Mariángeles estudiaba Matemáticas, Elisa Medicina y yo Ingenieros. Pipiolos que no sabíamos de la misa la media y formamos en poco tiempo un triángulo perfecto e inseparable.
Años después yo acabé desapareciendo por no tener el valor de reconocer mi homosexualidad. Ellas se separaron tiempo después por celos propios de la juventud.
A Mariángeles la recuperé diez años después y hoy es mi mejor amiga.
De hecho, tengo sin publicar una novela, la primeriza, que se titula 'Tres' y cuya protagonista es Elisa. Una Elisa que se convirtió en tema de conversación en todas estas décadas.
Qué habría sido de ella.
Pero Elisa apareció hace poco. Con los nervios a flor de piel, la esperé en la Flor de Toranzo. Le pregunté si quería que fuese solo o con Fran.
-Ve con él, quiero conocerlo.
Apareció ella. Yo dejé a una chavalita de pelo lacio negro, que le llegaba por la cintura, y me encontré con una señora de porte maravilloso y cabello canoso, corto. No tenía más que cerrar los ojos y sentir la misma voz de entonces.
Hoy se cierra el triángulo de nuevo. Treinta años después. Hoy tenemos cena en casa y nos encontraremos los tres.
¿Quién no va a llorar?
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