Asociado al concepto de 'lo más frecuente', ha conseguido estigmatizar muchas realidades paralelas, tan normales, por humanas, como cualquier otra.
Históricamente, se ha educado al zurdo para ser diestro, al homosexual para esconderse, al gordo para que muera a base de dietas, al noctámbulo para cambiar los hábitos, al solitario para que socialice, al inmigrante para que no se le note mucho...
Si juntamos a todos los que padecemos alguna "anormalidad", nos percatamos de que cualquier comportamiento o realidad humana que no haga daño al otro es normal de por sí.
Es más, una sociedad será más sana cuanto más realidades refleje, donde quepan todos, donde nadie pueda ser marginado por cómo vista, cómo coma, en qué crea, en qué lengua se exprese o con quién se acueste.
Cada vez que señalemos a alguien, lo estamos sacando del equipo con nuestro dedo acusador.
No hace mucho, en nuestra España había dirigentes que decían gobernar para la gente normal. ¡Qué dolor!
Aún hay políticos que lo pretenden. Les asusta la diversidad. Les asusta su propio país y la gente que lo compone. Sueñan con una nación de heterosexuales cristianos blancos castellanoparlantes, que es mucho más pequeña que el país que realmente somos.
Hay lugares del mundo donde lo normal se legisla por decreto y se convierten en una fábrica de crear personas infelices.
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