Uno se acabaría cansando de todo, las manías de multiplicarían por cien, te daría tiempo a pelearte a muerte hasta con el mejor de los amigos, aborrecerías el helado de turrón.
Imaginar un espacio donde el tiempo no acabara sería agotador, un universo del que no pudieras escapar porque no hay salida posible.
Un mundo donde nunca te jubilarías, donde no te cuidarías porque nada te puede pasar, en el que daría pereza hacer, por los siglos de los siglos, rutinas parecidas.
El hecho de ser mortales marca bien los tiempos y nos obliga a estar despiertos, a valorar cada etapa de nuestra vida, a disfrutarla a sabiendas de que mañana ya no habrá vuelta atrás.
Mi pena de ser mortal la tiene mi espíritu curioso. ¿Qué será de este mundo cuando ya no pueda vivirlo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario