A la gente le molesta que le rompan los planes, y no imaginan lo beneficioso que puede ser.
Porque de ese día seguro que te acordarás, no de los treinta anteriores en que no hiciste sino lo mismo de siempre. La tarde en el sofá, la cena frente al telediario y un capítulo más de una de las series que devoras.
Un timbrazo al telefonillo que no esperas para sacarte de casa es el mejor regalo. Propongan lo que propongan. Di que sí. Aunque sea para bajar al bar de la esquina a tomar un par de cañas.
Porque con las cervezas vendrá una charla, unas risas, quizás alguien se cruce, alguien a quien hace tiempo que no ves, o te percatarás que el vecino de abajo no es tan malaje o te invitarán a una ruta por el campo al domingo siguiente.
Cuando siempre dices no, acaba por no asomarse nunca nadie a tu portal.
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