Pienso que no es malo que exista un mecanismo subconsciente vanidoso que busque el premio cuando se realiza una buena acción.
El caso es actuar con bondad, aunque en lo más profundo de nuestros gestos haya un deseo involuntario de ser reconocido, amado o premiado con una sonrisa.
Qué más da si alimentamos nuestro ego al ofrecer la mano, ya sabemos que somos imperfectos y los santos no existen en la tierra.
Los humanos deberíamos ser más compresivos con nosotros mismos, aceptar nuestra necesidad de cariño, de ser queridos, valorados, recompensados. ¡Pues claro que sí!
A todos nos gusta que se nos devuelva un guiño cuando actuamos con coherencia.
Siempre será mejor canalizar nuestros defectos hacia lo bueno, que no nuestras virtudes en no solucionar nada.
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