Es así desde que tengo uso de razón. Las observaba y ya veía cómo iba a crecer, cómo mis piernas iban a ensanchar, cómo se iría conformando la cara.
Ser tan parecidos en lo biológico hace que nos entendamos cuando hablamos de posturas, estiramientos y andares.
Ahora que nos vamos haciendo mayores, ya sé dónde me irán apareciendo arrugas, por qué lado se hará menos tersa la piel, cómo irá cambiando el aspecto de nuestras sonrisas.
La mala suerte fue no heredar sus melenas, porque en lo demás tengo una foto precisa en todo momento de cómo seré con dos o tres años de adelanto.
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