A veces se me olvida a quien tengo que odiar.
Soy especialista en eso.
Ayuda mi poca memoria y el despiste con el que nací.
Cruzaba una avenida y la vi de frente.
—¿Cómo estás? —le pregunté.
Le lancé dos besos. A los que ella me correspondió.
—¿Cómo va todo, Salva?
—Muy bien, ¿y tú?
Dos calles más adelante me di cuenta quien era y pensé, 'la acabo de volver loca'.
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