Tener tallas similares, y ser hombres los dos, hace que compartamos la ropa y el armario.
Cuando salta la discusión de quién gestiona mejor el vestuario, siempre pensamos que uno tiene la razón, así que el otro día se puso manos a la obra Fran y me hizo enrojecer.
Tengo el doble de pantalones y el triple de camisas que él.
Así que aproveché una semana que él pasó con sus padres en la playa para preparar un gran bolsón con ropa para donar.
Ahora he pasado al otro extremo y mi lado del ropero se ha vuelto raquítico.
Definitivamente, prefiero la frugalidad.
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