Es un país al que nunca fui y que me encantaría visitar, como me gustaría viajar a tantos sitios que aún no conozco.
Las imágenes son espectaculares, pueblecitos nevados de apenas cuatro casas entre fiordos, montañas y lagos. Muchas de esas fotos son nocturnas y visualizo el interior que dejan entrever las ventanas iluminadas con una cálida luz naranja. Chimenea, sopa y una película tirado en el sofá.
Así se construyen los sueños, a base de imágenes idealizadas que te hacen querer estar ahí.
Luego imagino abrir la puerta de esa casita de hadas, salir a la ventisca de una noche de invierno y gritar.
—¡¡¡Sáquenme de aquí!!!
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