Me permito compartir este entrañable mensaje de felicitación navideña de mi amiga Cristina, como ejemplo de la calidad de las amistades que tengo.
Apreciarnos por sabernos ahí es tan reconfortante como sanador, porque sí, la vida nos lleva en volandas de un lado a otro, nos pega sustos, nos rompe planes y, más veces de las que quisiéramos, nos anula cafés ya previstos.
Ella y yo llevamos meses como el perro y el gato. Cuando puede ella, yo no estoy, cuando la llamo, ella está de hospitales.
Saber que sabe que estoy aquí me reconforta.
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