Situaciones que nos molestan en nuestro día a día, y que somos perezosos en denunciar, van desapareciendo gracias a que hay quien se empecina en protestar, manifestarse y reclamar.
Si no fuese por la testadurez de quien se siente maltratado, aunque sea en temas menores, no se acabaría legislando en favor del ciudadano.
Son ellos, los que llaman a la policía por que alguien está fumando en un local, por los decibelios de una obra en el bloque, por la falta de personal en una estación de tren, por la rampa que no existe para discapacitados, por la dificultad en realizar un papeleo.
La mayoría nos encendemos por dentro y pasamos a otra cosa. Los pejigueras, tal vez pensando sólo en ellos mismos, nos van liberando de piedras el camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario