Que el ansia de descubrir no nos quite el lujo de repetir.
Sí, hay muchas veces en las que volver al lugar donde fuimos felices acaba por ser un desengaño, porque idealizamos situaciones en las que confluyeron circunstancias que no se pueden volver a reunir.
A mí me gusta equilibrar lo conocido con aquello por desentrañar. Cuando esto se consigue la armonía se hace más presente en tu vida.
Hago por cuidar, mucho, de todo lo que me proporciona seguridad, bienestar, satisfacción, de esas personas, bares, escritores, ciudades, canciones que me hacen sentir bien en mi piel. Les doy su lugar, me lo doy a mí en ellos. No quiero dejar de leer a Auster, o visitar de nuevo Gante, o sentarme a oscuras en casa y escuchar sin pausa a Zazie. No quiero perder mis cenas con Elisa, los desayunos con Fernando, los viajes con amigos a Portugal.
Hago, al mismo tiempo, por integrar aires nuevos. ¡Siempre! No tengo ningún cupo lleno de nada. Quiero aventurarme en novelas de autores desconocidos, viajar a ciudades donde no sepa dónde se encuentra su catedral, apuntar en servilletas nombres de cantantes que tú me vas a recomendar.
Quiero introducir en mi vida a quienes aún no he tenido la suerte de conocer.
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