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viernes, diciembre 04, 2020

Consejo

Anoche un lector fiel me decía:

Ten cuidado con tus textos, hay gente que se puede sentir ofendida.

Lo decía, me consta, desde el cariño y la buena fe, a través de un mensaje privado. Hace años que me sigue, ha leído mis novelas y percibo que su intención al aconsejarme es la mejor. Me permito escribir esta reflexión porque nadie, salvo él y yo, podrá saber quién es.

Se te nota que eres un hombre de Ciencias continuaba, pero aplicas demasiada racionalidad. Algunas de tus reflexiones son desafortunadas y pecan de cierta pobreza intelectual.

Yo le di mi punto de vista y agradecí sus comentarios.

Cuando publiqué hace casi veinte años mi novela 'Andrea no está loca', la persona que por entonces compartía mi vida, poco amante de la ficción, me dijo que no iba a leerla porque ya conocía de sobra mi, por entonces reciente, primer viaje a Nueva York. No me dio el placer de meterse en ella, sino que ganaron sus prejuicios. No tenía, sin embargo, duda alguna de su amor por mí.

Tras publicar 'Huyendo de mí', por primera vez con una gran editorial, una amiga del alma me dijo tras leerla que me repetía, que la novela no le aportaba nada nuevo. En esa persona pensé cuando escribí 'El hombre que ya no soy', porque me había afectado mucho su crítica, y le pasé el manuscrito antes que a nadie. Años después, con la novela ya editada y tras recibir una magnífica acogida por el público, le pregunté por ese manuscrito. Nunca lo leyó. Se le olvidó entre sus libros. Aun así, no tengo la más mínima duda de que me quiere con locura.

El día que terminé 'Nunca sabrás quién fui', tras cinco años de escritura, lo imprimí y se lo entregué a uno de mis hermanos. Semanas después, tras leerlo, tan sólo me hizo un comentario:

Vaya trabajazo que tiene esta novela.

No resaltó nada positivo. Ni la trama, ni la estructura, ni un personaje, ni una escena. Ni siquiera una emoción. ¡Una frase! Nada. 

Cuando le dije que me había inspirado en una novela de Joël Dicker para construirla me vino a decir:

Dicker está a años-luz.

Pero no tengo dudas de que daría su vida por mí.

Afortunadamente, la prensa y los medios especializados me han tratado muy bien. Tengo archivadas maravillosas reseñas de mis novelas desde hace años y las puntuaciones en internet de los lectores anónimos suelen ser altas. 'Nunca sabrás quién fui' ha nacido con buen pie, supone a estas alturas cierto éxito editorial y la respuesta de los lectores es, en general, entusiasta.

Un escritor no debe nunca obviar la opinión de quien dedica una parte de su tiempo a leer su obra. Toda crítica me sirve para reafirmar, corregir o afinar en el futuro. Nada cae en saco roto.

Yo sólo sé que sigo creyendo en mi fuerza para crecer, que me apetece seguir inventando historias y escribiendo textos cada día como terapia personal y para provocarte, divertirte, hacerte reflexionar y emocionarte. Sé que muchas veces no lo consigo, pero otras tantas sí.

Cuando uno cree en lo que hace no hay fuerza que le frene.

Y siempre tengo el wasap que me envió mi sobrino Iván.

Tío, me encanta cómo escribes.

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