Que no haya puertas cerradas para el dinero.
—Quiero cenar en la piscina con música de Depeche Mode.
Pues en la piscina se cena, aunque no esté preparada para ello, y llevamos allí el mejor equipo de música del hotel.
Visitar esa isla, montar en ese avión, pasear por ese parque, conocer a esa cantante.
Lo que usted diga, señor.
Eso se paga, la reverencia, la sonrisa, el sí a todo. No hay dinero que no pueda comprar el mayor de los caprichos.
No es tan importante que el plato sea bonito, sino que sea de Versace. No es tanto que esa ruta junto al río sea impresionante, sino que la pueda hacer sin que nadie me moleste.
El problema es cuando la cuenta corriente se viene abajo y uno se da cuenta de que es mortal.
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