Luego nos entra la rabia, pero ya hemos señalado a esa persona con nuestra mirada.
No creo que haya que fustigarse por ello, somos humanos, pero sí trato de ponerme en la piel de aquellos que lo sufren, de modo que hago por circunscribir mi gesto de sorpresa al estricto tiempo en el que esta se produce.
A partir de ese instante, hay que mirar a los ojos. Más que nunca, mejor que nunca, buscar la mirada, firme, serena, empática.
Esa persona sabrá que tú sabes que tiene un cuerpo 'no normativo' y apreciará que tú redirijas tus ojos a su interior, donde en realidad todo se cuece.
1 comentario:
Hola!! Meencantó tu reflexión!! Más empatía en este bello y humano mundo, por favor!! Gracias por compartir tan bonito escrito!! María Cristina de Argentina.
Publicar un comentario