No preguntarse por las raíces profundas de las cosas es pasar por el mundo de puntillas.
Incluso cuando sepamos que ni los más grandes sabios han sabido descifrar qué hacemos en este planeta.
A veces es igual la respuesta, es en las preguntas que se nos ocurren dónde podemos encontrarnos, vislumbrar luz, sentirnos calentitos.
Vivir es tan absurdo como excitante, siempre que lo pienses. Si no lo analizas, si te limitas a hacer lo que se supone que uno tiene que hacer, vivir se convierte en un paisaje yermo sin más aliciente que seguir la ruta marcada por los demás.
A mí me gusta romper el decorado, asomar la cabeza por donde no se debe, buscar la mirada del que se comporta distinto.
No me vale que me digan que ese crío está llorando, yo quiero saber cómo ese crío llegó allí.
En ese universo que se construye a partir de preguntas no cabe el aburrimiento ni los caminos en una sola dirección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario