Hay que saber cambiar de opinión cuando la experiencia, la información o el buen sentido nos demuestren que nuestros posicionamientos no son del todo acertados.
Tenemos la suerte de no ser árboles y no tenemos por qué crecer doblados.
Nuestra tendencia natural es a defender aquello en lo que nos han educado, incluso en temas en los que hemos ido formando nuestra opinión de forma racional, e independiente, con los años.
Yo tengo las ideas muy claras. Mucho. En cuanto a temas sociales, políticos, éticos.
Tan claro como tengo el estar abierto a que me convenzas de que estoy equivocado, o a matizar mi discurso si veo que está basado en informaciones no del todo ciertas, o serenas.
Intento seducirte con mis principios, porque pienso que son los correctos, tanto como estoy dispuesto a dejarme seducir por quien tiene tantos motivos como yo para defender sus creencias.
Me parece sano, más que inteligente, dejar las puertas abiertas de mi razón.
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