¡Qué bien nos lo pasamos esa noche en Madrid!
Habíamos cogido un hotel en Gran Vía y teníamos el fin de semana organizado con amigos. Si bien la ciudad me parece dura para vivir, cada uno tiene sus recorridos personales, no puede ser más divertida para pasar unos días de evasión.
El hotel no tenía mala pinta y llegamos, la primera noche, reventados.
A eso de las tres de la mañana nos levantamos, congelados.
—Estoy muerto de frío, Fran.
—Yo también.
Nadie cogía el teléfono en recepción, así que bajamos. El chaval no sabía dónde meterse.
—Se he estropeado la calefacción y no tenemos más edredones. ¿Qué os parece si os doy estas cortinas y os envolvéis en ellas?
Esa noche dormimos con anorak.
Cada vez que escuchamos la palabra cortina, nos entra frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario