—Me imagino al director detrás, con todos los técnicos de sonido, fotografía...
A mí me dejó noqueado, primero porque tenía parte de razón, segundo porque me rompía la inocencia en dos.
Días más tarde, tras reflexionar, lo busqué para decirle.
—Ya tengo la respuesta.
Él me miró con escepticismo y yo se lo compartí mi reflexión.
—Mientras esa película esté en la mente de quien la crea, ya existe de verdad.
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