Me ocurre con cierta frecuencia y me hace feliz, que alguien, cercano o desconocido, me diga que se acordó de mí ante determinada situación.
—Siempre que me enfrento a esa persona, me vienen a la cabeza tus palabras de aquel texto que publicaste.
Es precioso compartir, decirnos cuál es la visión de mi mundo para que te ayude a ver el tuyo. Y viceversa.
Tengo la fortuna de tener lectores exquisitos que, con sus comentarios, me hacen incluso plantearme mis más profundas certezas.
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