Yo no quería ser profesor, ni médico, ni conductor de autobús. Menos claro era lo que sí quería hacer con mi vida, porque me gustaban demasiadas cosas y quería experimentarlo todo.Conocer mundo, conocer gente, leer todo lo que pasara por mis manos, entrenar a todos los deportes.
El inexorable paso del tiempo hace el rol que no sabemos ejercer los que queremos esto y lo de más allá, hasta darte cuenta de que has ido eligiendo, sin saberlo, sin quererlo, tu camino. Que te encuentras ejerciendo una profesión, compartiendo la vida con alguien que por entonces no conocías, aburguesado, feliz con tus rutinas, en paz.
Pero el futuro nunca se acaba y sigo sabiendo lo que no quiero ser. Un viejo gruñón.
Hay veces en las que, sentados con una cerveza en la mano, el mundo entero nos estorba. El ruido, el gentío, el frío y el calor. Y refunfuñas.
Yo no quiero refunfuñar, ni que mi carácter se agríe, ni volverme cansino con quejas intrascendentes.
No quiero ser lo que nunca he sido.
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