No soy partidario de calentones con personas que ya no pertenecen a mi mundo.
Gente que fue importante en mi vida y a la que pretendo tener aprecio por siempre. Amigos que lo fueron de verdad y ya no lo son, sin que la culpa sea de nadie.
Cuando las cosas se complican, en lo bueno y en lo malo, tendemos a echar en falta a aquellos que un día estuvieron, aunque ya no nos una sino un mensaje sincero de felicitación cada cumpleaños.
Esto de vivir es un cruce constante de caminos y no siempre vamos acompañados de las mismas personas, afortunadamente. A muchas de ellas acabas encontrándotelas en lugares comunes, a otras les pierdes la pista para siempre. Es normal.
Siempre hay alguien que lucha más por que el hilo no se rompa, es complicado que coincida el tiempo en el que dos personas se dejan de querer.
Lo que pasa es que ocurre y asumirlo es la mejor manera de no sufrir.
No vale cabrearse con quien ya se fue.
Se llama madurez.
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