Pienso, luego existo.
Son tres palabras y dentro hay todo un mundo de verdades. No sólo por todo lo que conlleva en sí la frase, sino por el consuelo que implica. Podremos dudar de todo, pero no de nosotros mismos. Estamos aquí. Existimos.
Hay una película de Jim Carrey que me dejó muy tocado, 'El show de Truman'. Hacían vivir a un hombre en una realidad inventada y él, inocente, creyó que todo era verdad. Su trabajo, su familia, sus amigos.
A mí me ocurre a veces que vuelo con la imaginación, hasta pensar si todo lo que me rodea no es sino ficción, un sueño más en el que me han metido y del que no sé cómo salir, porque no sé que estoy ahí dentro.
Hay días, pocos, en que me gustaría que así fuera y yo pudiera levantar el telón. Que todo fuera un decorado y yo pudiera asomarme para gritar:
¡Sacadme de aquí!
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