Si te llevas toda la semana pensando en el finde, malo.
Es el mejor termómetro para saber si tu trabajo te sostiene o te desgasta.
Curramos tantas horas que no deberíamos permitirnos hacerlo a disgusto, lo que lleva a convertirnos en unos infelices. Cuando eso ocurre, hay que buscar todas las herramientas a nuestro alcance para cambiar el rumbo.
A veces la tarea se convierte en colosal: porque el ambiente está envenenado, porque las exigencias son desproporcionadas, porque la motivación ha desaparecido.
Entonces lo más importante es ponerse uno en primer lugar y montar una estrategia para conseguir un hilo del que tirar para volver a ilusionarte con aquello que un día te hizo sentir afortunado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario