Cuando olvido la novela que me traigo entre manos en casa al irme de viaje, me invade una cierta pesadumbre y hago por rebuscar donde sea, como quien se lanza a la nevera a por una onza de chocolate, por encontrar lectura.
A tal punto que casi me sirve la etiqueta del bote de champú del baño.
Es una necesidad física la de tomar entre mis manos una historia que me haga fantasear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario