Todo cambia de rumbo cuando la salud peligra, te asomas a abismos que creías vetados para ti, entiendes que no eres nadie y que el mundo sigue su curso contigo o sin ti.
Esa dolorosa verdad es la que hay que tomar como enseñanza cuando se atraviesan períodos en los que tu cuerpo se deja caer. No somos nada sin él.
Cada susto que me ha dado la vida, que no han sido pocos, me ha hecho una persona mejor, más empática, menos dramática.
Tus ojos ven con menos filtros la realidad.
Gana lo importante.
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