—Sevilla bueno, Betis caca.
O a la inversa. Que quede claro, antes de que te dé tiempo a elegir por ti mismo, cuál va a ser tu equipo de fútbol.
Yo, el primer varón, con padre sevillista y madre bética, tuve que posicionarme, y lo hice por el lado maternal.
¡Me gusta el verde!
Es tan potente el mensaje que a algunos chavales les cuesta establecer la frontera.
El chiquitín de una familia cercana viajaba por primera vez fuera de la ciudad para ver a sus tíos. Cuando lo recibieron, le preguntaron:
—¿De dónde viene nuestro sobrinito?
A lo que él contestó lo que le habían enseñado.
—De Sevilla caca.
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