No se puede vivir con miedo.
Lo que tenga que venir, vendrá. La vida no es sencilla. Pero temerlo, lo malo, es una forma de acelerar su llegada, de integrar en nuestro presente situaciones desagradables que están lejos de estar aquí y ahora.
No es un terreno sencillo de trabajar, el tener la cabeza despejada de tormentas interiores. Lo que sí es más fácil de entender es que todo lo que hagamos por concentrarnos en aquello que nos gusta de nuestro mundo es espacio que quitamos a los infiernos que no existen.
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