Siempre es mejor equivocarse que no haberlo intentado. Los qué habría sido si... se vuelven dolorosos con los años, cuando descubres que ya no hay forma de dar marcha atrás.
Encontrar excusas en el día a día para no lanzarse es fácil. No hay que ser un hacha para encontrar argumentos que te hagan decir que no. Lo complicado es ver que la rutina, disfrazada de falsa calma, no te cuida: te paraliza.
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