La llamada se cortó.
"Están grabando las conversaciones" le escribió, como respuesta, a su móvil personal.
En cierto sector de la banca, a personas más que preparadas y con amplia trayectoria en la empresa les controlan hasta el tiempo para ir al baño, registran sus conversaciones y les marcan objetivos imposibles cada día.
"Hoy tenéis que firmar dos seguros de vida y cuatro tarjetas de crédito".
Y les llaman a las diez, y a las doce, y a las dos.
Si no han conseguido los resultados, les ponen mala cara, si los han conseguido, se los doblan.
—Salva, yo antes estaba feliz en mi trabajo —me decía esta semana.
Ahora tiene pesadillas y se le hace un mundo ponerse la corbata para ir a currar. De no ser porque tiene una vida personal feliz, sería candidato para entrar en depresión.
Multinacionales del Ibex 35 que presumen de modernidad y ofrecen su cara amable en reportajes a todo color en la prensa dominical.
La modernidad está en motivar al personal, hacerles sentirse orgullosos de su empresa, darles su espacio para conseguir los resultados, permitirles interrelacionarse entre ellos.
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