Esa persona que te conquistó con sus piropos, los abrazos, su manera de camelarte, aquella que ya no existe, que engatusaba a tus amigos con sus conversaciones, que proyectaba mil viajes, que te ilusionaba con formar una familia sin rigideces, quien se apuntaba a un bombardeo.
No sé si está en los genes de algunos el desembocar en una madurez atormentada o si son los golpes que nos da la vida, el caso es que veo a mi alrededor a quienes están aguantando, casi diría que por compasión, a parejas que no están a la altura de lo que prometían.
¿Quién les devuelve el tique?
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