Sí, recibir un mensaje enlatado ya implica que alguien se ha acordado de mí. Sin embargo, cuando va acompañado de mi nombre y el de los míos, eso roza el corazón.
La Navidad se llena de palabras empalagosas que no quieren decir nada. Deberíamos rebelarnos contra tanta cursilería y poner un poco más de corazón. No tirar de la agenda del móvil y enviar un mensaje indiscriminado, sino escribir, si apetece, a aquella persona que supone tanto para ti y decirle, por qué no, ¡Felices Fiestas!
Un año más, me acuerdo de ti.
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