Me apareció una publicidad y lo descargué para hacer más entretenido el vuelo.
Desde entonces no veo el momento de tirarme en el sofá para jugar.
Tal vez como reacción estúpida a llevar una vida en la que me falta tiempo para todo lo que tengo siempre por hacer, aparece esa tentación tonta y adictiva que me llama con su musiquita para decirme "nunca llegarás a los ochenta mil puntos"
Uno se construye mil teorías sobre cómo vivir una vida plena y coherente... y aparece el Tetris.
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