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viernes, diciembre 10, 2021

Alcachofas

Si alguien te está explicando cómo cocina las alcachofas, no le interrumpas para contarle cómo las cocinas tú, sino escúchale. Déjale terminar, interésate por ese truquillo, pregúntale qué otro plato le sale rico, dile que te dé ideas, dale su sitio.

Todos tenemos tendencia a no escuchar del todo, mientras rumiamos por dentro qué podemos decir para mostrar que sabemos mucho del tema, que lo hemos vivido, que lo dominamos, que si tú dos, yo tres.

Yo impulsaría en la formación obligatoria asignaturas de comportamiento social, ésas que acaban practicándose en másters carísimos con grupos de ejecutivos que tienen que ser encerrados para aprender a dirigir personas.

Sacaría a dos chavales al estrado y le diría a uno, habla, y al otro, escucha.

Que lo hicieran y el resto de alumnos expusiera al final del ejercicio qué han visto bien y qué han visto mal. Así una vez tras otra, una nueva pareja, un ensayo más, hasta que ellos mismos acaben diagnosticando las cuatro claves de respeto hacia el que expone un tema.

Escuchar no implica estar callado, implica concentrarse en lo que la otra persona quiere compartir contigo. Olvidar tu mundo para entrar en el del otro, no intentar invadir su territorio antes de saber cómo lo tiene organizado. 

Cuando se escucha de veras, no hay miedo a sentirse apartado, porque ya te llegará el momento de exponer tu posición. 

Si escuchas, de verdad, ganas en estima, credibilidad y autoridad moral.

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