O en la exageración.
En la era de Internet empieza a estar unida a la manipulación y la mala praxis.
Cuántas veces no aparece un anuncio que no te interesa y esconden la cruz con la que poder cerrarlo, o te hacen pulsar donde no quieres al hacerte una pregunta, o utilizan tus gustos para avasallarte con propuestas que acabas detestando, o te ocultan el precio real hasta que no das al último clic de una compra.
El noble arte de anunciar un producto olvida, en manos de la avaricia, que no todo vale.
No todo se puede legislar, es más, no todo se puede vigilar, sin embargo, se echa de menos una red de protección al cliente, algún mecanismo sencillo que te permita denunciar lo que no es cierto, desactivar lo que molesta, ocultar para siempre lo que no quieres ver.
Estamos en manos de un progreso que de aquí a poco te traerá a un tipo con una hamburguesa recién hecha,que te parará por la calle en el momento que te vean mirar, un anuncio de McDonald's.
—Toma, cómetela, acabamos de hacerla para ti.
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