La vida debería ser resolverlas, para evitar decir una cosa y hacer la contraria.
A todos nos pasa. Asumir esa debilidad, la de nuestra falta de coherencia, también forma parte del recorrido.
Asumir que somos débiles, e incoherentes, no es excusa para no querer luchar contra nuestras contradicciones, porque somos más grandes cuanto más pequeñas las hacemos.
Es de los mayores piropos que me pueden hacer.
-Eres coherente.
Al instalarse uno en el terreno de lo fiable, crece por dentro. No me valen las proclamas si no van acompañadas de actos que las confirmen.
Choca que una persona tacaña pueda dar lecciones de solidaridad, que a alguien antipático se le llene la boca con la palabra bondad, que un tipo clasista presuma de pagar cuotas a ONG's, que quien no paga impuestos se queje de la Sanidad, que quien no sabe escuchar presuma de empatía.
No vale decir que soy lo que nunca he sabido ser.
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