Sin excepciones.
Afortunado aquel que ha tenido quien se lo haya hecho ver cuando aún era inmaduro. Unos padres, un profesor, un hermano o unos amigos que le dijeran, en su momento, qué bien lo haces, tira por ahí.
Somos producto de muchos azares, entre otros, el de aquellos que nos acompañan desde nuestra más tierna infancia. Personas clave en nuestro desarrollo emocional.
A un niño al que le potencias sus aptitudes le estás abriendo las puertas de par en par hacia una vida completa en la que sentirse fuerte.
No podemos ser grandes en todo, lo que sí es cierto es que hay cualidades en las que todos somos campeones.
Aunque sea en saber mirar y sonreír.
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