Nos pusimos al día con cuatro datos fundamentales acerca de nosotros, las familias, nuestros trabajos, con el cosquilleo que produce escuchar voces que te meten en la máquina del tiempo.
Se ve que paseaba con su madre, ya muy mayor y sin la claridad mental de aquellos tiempos en que cuidaba de nosotros. Sin pedirle opinión, le zampó el teléfono a la señora para que hablase conmigo.
—Es Borete, mamá.
La mujer, cohibida después de media vida sin tener noticias de mí, no sabía sino mandarme besos y recordar tiempos pasados.
Entonces su hija le explicó, a las bravas, que yo era homosexual. Tragué saliva.
—Está casado con un hombre, mamá.
Se hizo un silencio al otro lado, hasta que su madre, incómoda, reaccionó.
—Vaya... Pero, a pesar de todo, Borete siempre ha sido muy bueno.
Al menos no me lanzó a la hoguera.
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