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sábado, enero 22, 2022

Díselo

Cuando pienses bien de alguien, díselo... porque luego se te olvida.

No hay que retener nunca los halagos, contemporizar con ellos ni distribuirlos en el tiempo.

Hay que soltarlos sin estrategias, del tirón, dejando de lado pudores ni esperando nada del otro.

Los más eficaces son aquéllos que nacen a partir de una cualidad muy específica de esa persona de la que te acuerdas, de algo concreto que dijo, que hizo, que propuso, de aquella risa que te sacó.

-Me encanta cómo cuentas las cosas -me dijo un día Anchoa, mi entrenador de remo.

Fue el primer recuerdo que tengo de mi afición por escribir.

Dile a él qué bien le salen los garbanzos, dile a ella lo bonita que es su voz. Diles que te entra un cosquilleo por la barriga cuando ves el cuadro que te regalaron, la foto que te hicieron, cuando recuerdas el paseo que os disteis. Dile qué bien le quedan esos pantalones, lo bien que huele, lo rápido que es mentalmente, lo divertida que es hablando de su trabajo, lo orgulloso que estás de ser su amigo, las ganas que tienes siempre de volver a verle.

Si te viene alguien a la cabeza, envíale un corazón por wasap. No esperes a la noche, ni a mañana. Envía el corazón.

Todo lo que no se da, se pierde.

Se pierde para siempre.

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