Es entendible frente a los problemas del día a día, pero llama la atención cuando se trata de buenas noticias, sea un avance científico, una mejora en la economía, un acuerdo entre países o una amistad recuperada.
A todo le encuentran una pega, con la particularidad de que también la pondrían si ocurriese todo lo contrario. Con esta gente, siempre te coge el toro.
Yo trato de evitarlos, pero hay veces que están demasiado cerca y les tengo cariño.
Hay un método para identificarlos. Cada vez que les propongas algo, le hagas una pregunta o incluso lances una reflexión al aire, ellos siempre dicen:
—No.
Primero va el no, y luego ya piensan el argumento para defenderlo.
Son los ofendiditos.
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